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Lectio Divina por Raúl González, desde Panamá
Lectura
«Yo les digo: Si uno se pone de mi parte delante de los hombres, también el Hijo del Hombre se pondrá de su parte delante de los ángeles de Dios; pero el que me niegue delante de los hombres, será también negado él delante de los ángeles de Dios. Para el que critique al Hijo del Hombre habrá perdón, pero no habrá perdón para el que calumnie al Espíritu Santo. Cuando los lleven ante las sinagogas, los jueces y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir; llegada la hora, el Espíritu Santo les enseñará lo que tengan que decir».
Lectura: ¿Qué dice el texto?
Después que Jesús advierte a sus discípulos las advertencias de guardarse de la hipocresía de los fariseos, prosigue y anima a sus discípulos diciendo que quien le confiesa o se pone de su parte delante de los hombres, Él también se pondrá de su parte delante de los ángeles de Dios, pero quien lo niega, el también le negará.
Y posteriormente, continúa diciendo que habrá perdón para quien lo critique, pero no para el que calumnie al Espíritu Santo. Esto quizá, aunque suene duro, se puede entender como el no reconocimiento de la persona de Cristo y que su actuar no es obra de Dios, que, al fin y al cabo, rechazar a Jesús, es rechazar que todo su modo de proceder con la humanidad necesitada que vino a redimir.
Jesús no promete a los discípulos que se ahorrarán las amenazas y las persecuciones, pero les asegura la ayuda de Dios, el Espíritu Santo, en el momento de la dificultad, y será quien enseñará lo que tengan que decir
Meditación: ¿Qué dice el texto?
El evangelio de hoy nos invita profundamente a reflexionar en todos esos aspectos de nuestra vida que aún no están iluminados por la luz de su Palabra y en los que muchas veces no dejamos que Jesús tenga la última palabra, o queremos hacer lo que creemos que nos conviene tomando nuestra propia parte. No comprendemos que no estar de parte de Dios es estar en contra de nosotros mismos.
La invitación de Jesús a seguirle desde nuestras vidas no es una casualidad. Es una vocación. Somos dichosos por esto. Pero ¿realmente reconocemos el obrar de Dios en nuestra vida y en la de los demás? ¿De qué manera trasciende la gracia de Dios en mi vida y en las demás? Cuando el Espíritu Santo actúa, lo hace de maneras ordinaria y algunas veces extraordinarias y nos cuesta muchas veces ver la mano de Dios, de Jesús, de misericordia y jugamos a ser jueces, duros y críticos. ¿Reconocemos el buen obrar de la Iglesia, y de sus miembros que lo hacen de manera desinteresada, solo por instaurar el Reino de Dios? No importa lo que nos pase ¿Me mantengo fiel a los valores cristianos y trato de vivir el evangelio al estilo de Jesús, a pesar de las dificultades, riesgo y peligros, incluso de perder la vida?
Oración:
Gracias Señor por tu Palabra que ilumina mi vida. Te doy gracias. Quiero permanecer unido a ti, y con tu gracia, caminar detrás tuyo. Te entrego todo, mi vida, mis proyectos, mis planes, dispón según tu voluntad. Inspirado bajo la luz de tu Espíritu Santo pueda obrar tal como tú lo harías, sin excluir a nadie.
Dame la fortaleza para no sucumbir ante las tempestades que amenazan e intentan alejarme de ti. Dame tu auxilio y nunca me abandones. Pon en mis labios sedientos, Tu Palabra de vida, para que actúe según ella y todo lo que haga sea inspirada por ella. Amén.
Contemplación: ¿Cómo lo interiorizo?
“El Espíritu Santo les enseñará lo que tengan que decir”
Invoco a ese maestro interior que me enseñe constantemente a ser como Jesús.
Acción
Orar a diario con la Lectio Divina, que es la escuela del Espíritu Santo, donde nos irá enseñando a ser buenos cristianos. Identificar en qué situaciones de mi vida actúo dándole la espalda a Dios y le niego. ¿Me da pena hacer la señal de la cruz, rezo antes de comer en lugares públicos, llevar una cruz o identificación o que me asocien a un grupo religioso?
