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Lectio Divina
Por Ramón Emilio Jiménez Reyes de República Dominicana ✍ 🇩🇴
0. Invocación al Espíritu Santo
Ven, Espíritu de Dios sobre cada uno de nosotros, ven a renovar tu inhabitación en mi corazón, sácianos de tus bondades, renueva en nosotros el fuego sagrado del amor del Padre y del Hijo, ven con tu poder a vivificar nuestra existencia. Abre nuestro entendimiento y escribe esta Palabra ya, no en papel sino en nuestros corazones.
Amén.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
Palabra del Señor.
1. Lectura. ¿Qué dice el texto?
Los signos y símbolos son importantes en el acontecer humano y Jesús como maestro lo sabe, él se presenta como el signo, en él se plenifica el antiguo testamento, pues antes el Señor hablaba por medio de signos: la zarza ardiente de Moisés, la brisa suave de Elías, el arcoíris del diluvio, entre otros. Ahora el es el signo visible del Dios invisible, pero un signo que se deja abrazar, tocar, comer y beber. En este Evangelio nos encontramos con una multitud que se apiñaba o dicho de otro modo, se agolpaban hasta el punto de apretujarse unos con otros; pero, no todos lo hacían para escuchar a Jesús y la buena noticia, sino para ver signos, o sea los milagros. Jesús pone dos ejemplos conocidos: el profeta Jonás y la reina de Saba o del sur como dice el texto. Las palabras juicio y condena se repiten como parte del contenido de la advertencia, como fruto por no escuchar y ver a Jesús como lo que realmente es, el mesías, y no como un milagrero.
2. Meditación. ¿Qué nos dice Dios en el texto?
Es cierto que el rey Salomón se presenta en la biblia como el hombre más sabio, pero yo sé que Jesús es la sabiduría misma, que puso su morada en medio de su pueblo y hoy la pone en mi corazón. Si la reina del sur viajó largo para verse con Jesús, yo solo tengo que ir a la Eucaristía o verlo en la creación, en el hermano, en el prójimo. Me invita la Palabra de hoy a no ser como Jonás al principio que se negó a la misión, pues varias veces reniego de mi llamado a vivir la santidad y la dignidad, el ser bautizado. Ya no tengo excusas, Jesús es mi referencia, Él es el verbo, es la Palabra encarnada que se ha de proclamar para la conversión de los pecados.
3. Oración. ¿Qué le respondo a Dios?
Quiero alabarte Señor, por hacerte cercano y dejarte tocar, bendito seas por siempre Jesús, que me llamas a vivir una fe no de lo que veo, pura y simplemente, ni de lo que sienta, sino de adherencia a la voluntad de Dios. Oramos como santa Teresa: «…que nos mueva al fin tu amor de tal manera, aunque no haya cielo yo te amara y sino hubiera infierno te temiera, no me tienes que dar por que te quiera, aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera».
4. Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
Para interiorizar este hermoso texto del Evangelio, les propongo rumiar esta frase que Jesús dijo: «Porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
5. Acción. ¿Cómo pongo en práctica esta Palabra?
Promocionar la fe desde mi testimonio de vida, amar en lo cotidiano es el signo más fidedigno de la presencia de Jesús que nos regala un mandamiento nuevo: «amarnos unos a los otros, como Él nos ha amado», como el Padre lo ama a Él.
