Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 10, 38-42

Lectio Divina por Raúl González Osorio

Buenos días
Lectio Divina 4 de octubre de 2016.

Del santo Evangelio según Lucas 10,38-42

Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Al fin, se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.» Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.»

Lectio ¿Qué dice el texto?

Jesús continúa su camino y entra en un pueblo. Marta le recibe, y su hermana María, permanece sentada a sus pies escuchando su palabra. Pero Marta estaba atareada con muchos quehaceres por lo que le dice al Señor que le diga a María que le ayude con el trabajo de la casa. Responde el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada.»

Meditación ¿Qué me quiere decir el texto?

Jesús continúa su viaje y los encuentros con las personas. El día de ayer sale al encuentro un doctor de la ley, quien le pregunta, para ponerlo a prueba, acerca de cómo obtener la vida eterna y sobre quien es el prójimo, y la respuesta de Jesús es clara ya que con la parábola del buen samaritano nos deja explícitamente trazada la senda de la misericordia, que es el camino de Dios para llegar al hombre, a nosotros. Nos invita a ponernos en ese camino y hacer lo mismo.
Y el dia de hoy, vemos que Jesús continúa su camino y es recibido en la casa de Marta.

Vemos a lo largo de la literatura y de los textos del magisterio de nuestra iglesia, las explicaciones de este pasaje específico que marca la actitud del discípulo, sentarse a los pies de Jesús, sin menospreciar la labor de Marta que también es necesaria. Invitándonos siempre al equilibrio entre la escucha de la Palabra, que se debe palpar en una acción de servicio. Por tanto, la iglesia nos invita a ser como María y Marta.

Pero yendo más allá vemos que Marta recibe al Señor. Sin embargo, este recibimiento, por ser Jesús, el hijo de Dios, y un huésped muy especial, Marta se preocupa. Aunque no es malo preocuparse, lo hace demasiado a tal punto que olvida que el servicio está ligado a la escucha. Y genera angustia y por ello reprocha a Jesús porque su hermana no le ayuda.

La actitud de Jesús no es de regaño, ni de criticar sino de ayudar a Marta a centrarse, a recuperar lo esencial: la escucha del maestro. Le invita a escoger la mejor parte, y única.

Jesús nos deja bien claro que antes que querer hacer cosas por el reino está la escucha, el discernimiento de su Palabra. Nos invita a nutrirnos de él, que es la Palabra.

¿Con quién me identifico? Marta o María.

¿Qué me llama la atención del texto?

¿Comprendo que Jesús me invita a sentarme a sus pies para recibir de su boca el camino de la vida, su Palabra?

¿Me dejo llevar por las preocupaciones de los proyectos de la Iglesia que no salen como yo quiero, en la pastoral, en mi familia, con mis amigos? O ¿Me abandono a los pies del Maestro para escuchar y obedecer su voluntad?

¿Qué momento de mi día reservo para “sentarme a sus pies”?

¿Cómo es mi servicio en la Iglesia? ¿Está fundamentado sobre la roca, que es Jesús, de su escucha?

Oración

¿Qué le responderé al Señor a la luz de esta palabra que me ha iluminado?

Gracias Señor por esta palabra que me da vida y me invita a iniciar un nuevo camino sentado a tus pies.

Tengo mi cabeza rodeada de muchas preocupaciones. En mi familia, en el trabajo, con los que me rodean. Quisiera hacer muchas cosas para cambiar mi situación, para ser mejor, para acercarme más ti… pero hoy he comprendido que ciertamente no está en el hacer cosas, que al fin y al cabo, son inútiles y que pasarán… Pero Tú, tu Palabra, es más estable que el cielo y la tierra. Tu Palabra no pasará. Se quedará en mi corazón, nadie me la quitará, este árido corazón que florecerá con tu gracia y tu amor.

Solo sé que tengo que estar a tus pies y es lo que más deseo. No hay mejor lugar para estar, para ser como tú, y como tú quieres que sea.

Contemplación

¿Cómo interiorizo esta palabra?

Propongo este diálogo del evangelio, al cual añadiré una situación de mi vida…

“Señor, ¿no te importa que…(los proyectos no estén saliendo, tenga problemas en la casa, en el trabajo, esté cansado, tenga muchos deberes por delante)…?

Y Jesús, el Señor, nos reponderá:

“Te preocupas y te agitas por muchas cosas; y una sola es necesaria…(Mi Palabra, mi gracia, mi amor, mi fuerza, dice el Señor)”

Acción

Saca un momento diario para estar en los pies del Señor. Una oración corta, o una lectura especial, o practicando la lectio divina diaria.

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