Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 10, 25-37

Lectio Divina por Marcos Javier Diaz de Argentina

  1. Invocación al Espíritu Santo

“Rey celeste,
Espíritu consolador,
Espíritu de verdad,
que estás presente en todas partes
y lo llenas todo.

Tesoro de todo bien
y fuente de vida, ven.
Habita en nosotros,
purifícanos y sálvanos,
tú que eres bueno.

Amén.”

  1. Lectura – Qué dice el texto. Lucas 10, 25-37

Un doctor de la Ley se levantó y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la Vida eterna?».

Jesús le preguntó a su vez: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?».

El le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo».

«Has respondido exactamente, le dijo Jesús; obra así y alcanzarás la vida».

Pero el doctor de la Ley, para justificar su intervención, le hizo esta pregunta: «¿Y quién es mi prójimo?».

Jesús volvió a tomar la palabra y le respondió: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, que lo despojaron de todo, lo hirieron y se fueron, dejándolo medio muerto.

Casualmente bajaba por el mismo camino un sacerdote: lo vio y siguió de largo.

También pasó por allí un levita: lo vio y siguió su camino.

Pero un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió.

Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo.

Al día siguiente, sacó dos denarios y se los dio al dueño del albergue, diciéndole: ‘Cuídalo, y lo que gastes de más, te lo pagaré al volver’.

¿Cuál de los tres te parece que se portó como prójimo del hombre asaltado por los ladrones?».

«El que tuvo compasión de él», le respondió el doctor. Y Jesús le dijo: «Ve, y procede tú de la misma manera».

Comentario breve:

Lucas multiplica las escenas en las que aparece de relieve la misericordia de Dios, debido a que quiere mostrar que Dios tiene misericordia de todos, y por eso se debe predicar el Evangelio a todas las naciones: el amor de Dios no tiene límites. En el texto de hoy Lucas marca esta característica de Dios encarnada en la enseñanza de Jesús, de cual destacamos dos puntos:

  1. Quién es mi prójimo: el doctor de la ley trata finalmente de justificar su intervención preguntando “quién es mi prójimo”. Guiado por la enseñanza del Señor a través de la Parábola del Samaritano, Jesús saca el foco del doctor de la ley (“mi” prójimo) para abrirse a los hermanos, a todos los que se nos cruzan adelante sean o no de mi grupo, religión, o país para ir a una afirmación más amplia: “a quienes les debo mi compasión”, quedando en claro que a todos incluso al que considero mi enemigo.
  2. Misericordia: El único que obró misericordia fue el samaritano pues fue capaz de compadecerse, es decir sus entrañas se conmovieron, al ver al hombre herido. Esta compasión, es decir ponerse en el lugar y sentir los sufrimientos de los otros es justamente lo que Jesús hizo tomando nuestra carne. Esta compasión es la de que desató una serie de accione, hermosamente relatadas por Lucas, a saber:  se acercó, curó sus heridas, lo cargó en su caballo, lo llevó a la posada, cuidó de él y dejó el pago para su cuidado posterior ofreciéndose a pagar lo que faltare si era necesario. Esto solo puede ser hecho por alguien que ha vivido la transformación ofrecida por Dios según Ezequiel 11,19: “Yo les daré otro corazón y pondré dentro de ellos un Espíritu nuevo: arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne
  3. Meditación – Qué me/nos dice el texto

Me tomo unos momentos para meditar esta Palabra que me ha sido dada. Mediante estas preguntas intentaremos rumiar aún más el texto bíblico:

  • Pareciera que hoy no son muy distintas las cosas al tiempo de Jesús. En aquel tiempo los judíos no se trataban con los samaritanos y eran casi enemigos. ¿Hoy hay divisiones en nuestra sociedad también? ¿Qué papel juego yo es estas polarizaciones de opinión pública que se promueven? ¿Entro en ese juego?
  • En esta época de terrible pandemia, son muchos los que necesitan que mis entrañas se conmuevan, hermanos sin trabajo, jóvenes que no pueden estudiar y abandonan sus estudios, perdonas aisladas en sus hogares quizás solas. ¿Oigo la invitación de Jesús: “ve tú y has misericordia”?
  • Jesús también nos invita a que seamos como el dueño del albergue: “cuídalo”, ¿A quién me está encargando hoy Jesús que cuide? ¿A mis padres, a mis hermanos, quizás a mis hijos? ¿Cómo voy con esta tarea?

Trata de agregar tus propias meditaciones a esta LD comunitaria.

  1. Oración – Qué le decimos al Señor

Como oración de esta lectio divina, quisiera que leyéramos este pasaje del Libro del Profeta Ezequiel pidiéndole a Dios un corazón de carne, misericordioso como el de Jesús:

“Yo les daré otro corazón y pondré dentro de ellos un espíritu nuevo: arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, a fin de que sigan mis preceptos y observen mis leyes, poniéndolas en práctica. Así ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios”.  (Ezequiel 11, 19-20)

Por favor comparte tu oración con todos los Cristonautas.

  1. Contemplación

Te propongo que repitamos durante este día la siguiente frase:

«Ve, y procede tú de la misma manera» (Lucas 10, 37)

  1. Acción – Cómo llevo a la vida esta Palabra

Como sugerencia te comparto una posible acción para este texto: Buscar en mi barrio al que necesite de mi ayuda, sea quien sea, acercarme y cuidarlo como el Samaritano hizo.

Te toca a ti compartir una acción para llevar a la vida esta Palabra escuchada.

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