Lectio Divina por Anthony Velazco de Panamá
Invocación al Espíritu
Oh Espíritu de paz, quédate conmigo en este momento que me dispongo acercarme a las Sagradas Escrituras. Disipa las distracciones y permíteme ser portador de la sabiduría que de ti procede. Espíritu Santo de Dios, lléname, cúbreme e impúlsame. Amén.
Lectura
Del santo evangelio según san Lucas 1, 39-56
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -« ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» María dijo: -«Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
Palabra del Señor: Gloria a ti Señor Jesús.
María decidió ir a visitar a su prime Isabel después de haber recibido la noticia de que en su vientre gesta el Salvador del mundo, el Emmanuel. El ángel le dice que su prima Isabel también está embarazada a pesar de que no podía tener hijos, esto como muestra de que para Dios no hay nada imposible.
Al llegar María a casa de Isabel sucede algo fantástico; la criatura en el vientre de Isabel saltó y ella se llena del Espíritu Santo. Inmediatamente después, Isabel reconoce en María las maravillas de Dios, diciendo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. María responde a esto con una hermosa proclamación de fe.
Meditación
¿Visito a mis familiares cuando pasan momentos de dificultad?
¿La fe en las palabras de Dios me ha impulsado a ayudar a mi prójimo?
¿Reconozco a la Virgen María como instrumento de Dios para también ser lleno del Espíritu Santo?
¿Cómo demuestro la alegría de ser cristiano ante los demás?
Oración
Te alabo, bendigo y doy gracias Dios Padre celestial, por regalarme a la Virgen María como Madre. Ella me enseña cada día a decirte sí con agrado y alegría poniendo mis talentos al servicio de los demás. Impúlsame, como a ella, a ser testigo de tu gracia ante mi familia y amigos proclamando las maravillas que has hecho por mí también. Por Jesucristo tu Hijo e Hijo de María, amén.
Contemplación
“En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre”
“Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi.”
Acción
Saludar con una sonrisa y un abrazo a todos aquellos con quienes me encuentre hoy.