Lectio Divina por P. Héctor Fabio Ramírez Gabiria de Colombia
0- Invocación al Espíritu Santo
Oh Espíritu Santo,
amor del Padre y del Hijo:
inspíranos siempre lo que debemos hacer
y lo que debemos evitar.
Lo que debemos decir
y lo que debemos pensar.
Para procurar tu gloria
y el bien de las almas. Amén
Jn 6, 30-35
En aquel tiempo, el gentío dijo a Jesús:
«¿Y qué signo haces tú, para que veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer”».
Jesús les replicó: «En verdad, en verdad os digo: no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo».
Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de este pan».
Jesús les contestó: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».
Palabra del Señor
1- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Jesús presenta dos discursos con los que Él ayuda a interpretar el signo de la multiplicación de los panes y los peces (Jn 6, 1-15).
El primero de ellos se conoce como el «Discurso del pan de vida» (Jn 6, 22-50), que es el que contiene el fragmento que estamos meditando.
¿A quiénes se dirige Jesús con éste discurso?
R/. A las personas a las cuales había alimentado con el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Personas que lo buscaban por interés, porque los había alimentado, no por lo que en sí representaba Él.
2- Meditación: ¿Qué me dice el texto?
¿Qué quiere decir Jesús cuando dice: «Yo soy el pan de vida»?
El Señor me dice: «Yo soy el pan de vida» y de vida abundante (Jn 10, 10b). Esto es lo que realmente quiero y necesito: la vida que Él mismo me da; sólo podré sentirme saciado en Él y no en las cosas, personas, doctrinas, etc.
¿Por qué Jesús se compara con el pan?
El pan me recuerda lo vital que resulta para mí la comida material, ya que sin ella, podría experimentar la desnutrición, una baja de defensas y la muerte misma; así mismo, sin alimentarme de Él en su Palabra y con la Eucaristía, puedo «desnutrirme» espiritualmente, siendo muy débil ante los ataques del maligno y experimentando la muerte que es el pecado mismo.
3- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
A veces Señor, me experimento hambriento de personas, de cosas, de situaciones; reconozco que es por no buscarte con más decisión; por buscar sólo el alimento que perece, no el pan de vida eterna que eres Tú. Sólo tu Palabra y la Eucaristía pueden saciar mi hambre y mi sed. Te pido perdón, porque a pesar de la convicción que tengo de ésta verdad, no la vivo con decisión. ¡Ayúdame, por favor!
4- Contemplación: ¿Con qué me quedo?
Repetiré esta frase: «Yo soy el pan de vida» (Jn 6, 35a)
5- Acción: ¿A qué me comprometo hoy?
Hoy celebraré la Santa Eucaristía agradeciendo a Jesús ser alimento para mi vida y voy a pedirle que con frecuencia busque saciarme con su Palabra.
Este ejercicio de Lectio Divina ha sido preparado por Héctor Fabio Ramírez, Pbro., que trabaja en la Diócesis de Florencia, Caquetá, Colombia.