LECTIO DIVINA
Martes 1 de Abril de 2025
Martes IV Semana de Cuaresma
Johan Álvarez de Colombia 🇨🇴🇺🇸
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo, fuente de luz y verdad, ilumina mi mente y mi corazón para comprender y acoger la Palabra de Dios. Fortaléceme con tu gracia para vivir según tus enseñanzas y ser testigo fiel del amor de Cristo. Amén.
1-LECTURA – ¿Qué dice el texto?
Evangelio según San Juan 5, 1-16
Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua. [Porque el ángel del Señor descendía cada tanto a la piscina y movía el agua. El primero que entraba en la piscina, después que el agua se agitaba, quedaba curado, cualquiera fuera su mal.] Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: “¿Quieres curarte?”. Él respondió: “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes”. Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y camina”. En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: “Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla”. Él les respondió: “El que me curó me dijo: ‘Toma tu camilla y camina’”. Ellos le preguntaron: “¿Quién es ese hombre que te dijo: ‘Toma tu camilla y camina?’”. Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: “Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía”. El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.
2-MEDITACIÓN – ¿Qué me dice Dios en el texto?
Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la misericordia y el amor incondicional de Jesús hacia quienes sufren. El paralítico llevaba treinta y ocho años esperando una oportunidad para ser sanado, sintiéndose solo y sin ayuda. Su respuesta a Jesús, “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse”, revela no solo su soledad, sino también cómo el egoísmo de los demás impedía que recibiera ayuda. 
Además, la creencia de que solo el primero en entrar en la piscina sería sanado muestra una visión limitada de la gracia de Dios, como si su misericordia estuviera restringida a unos pocos. Jesús rompe con esta idea al ofrecer sanación directamente al hombre, demostrando que el amor y la sanación divina están disponibles para todos, sin restricciones ni condiciones.
3-ORACIÓN – ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús, gracias por tu infinita misericordia y por acercarte a mí en mis momentos de debilidad y soledad. Te pido que sanes las heridas de mi corazón y me ayudes a superar el egoísmo que me impide ayudar a otros y recibir tu gracia plenamente. Abre mi corazón para reconocer que tu amor y sanación están disponibles para todos, y dame la fortaleza para ser un instrumento de tu compasión en el mundo. Amén.
4-CONTEMPLACIÓN – ¿Cómo interiorizo el mensaje de Dios?
Imagino a Jesús acercándose a mí con amor y ternura, ofreciéndome su mano para levantarme de mis caídas. Siento su mirada compasiva que me invita a confiar en Él y a caminar con esperanza. Reflexiono sobre las veces que he permitido que el egoísmo limite mi capacidad de ayudar a otros o de recibir ayuda. Repito en mi interior: “Señor, abre mi corazón a tu amor y hazme instrumento de tu misericordia”.
5-ACCIÓN – ¿A qué me comprometo?
Hoy, me comprometo a identificar aquellas áreas de mi vida donde el egoísmo me ha impedido ayudar a otros o aceptar ayuda. Buscaré oportunidades para ofrecer mi apoyo a quienes lo necesitan, recordando que la gracia de Dios es abundante y accesible para todos. Además, reflexionaré sobre cómo puedo contribuir a crear una comunidad más solidaria, donde la sanación y el amor divino se compartan sin restricciones ni condiciones.