Evangelio del día – Lectio Divina Juan 3, 16-21

LECTIO DIVINA
Por Francis Castillo de Nicaragua 🇳🇮

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven, Espíritu Santo.
Tú que suscitas lenguas nuevas y pones en los labios palabras de vida,
líbranos de convertirnos en una Iglesia de museo,
hermosa pero muda, con mucho pasado y poco futuro.
 
Ven en medio nuestro,
para que en la experiencia sinodal
no nos dejemos abrumar por el desencanto,
no diluyamos la profecía, no terminemos por reducirlo todo
a discusiones estériles.
 
Ven, Espíritu de amor,
dispón nuestros corazones a la escucha.
Ven, Espíritu de santidad, renueva al santo Pueblo de Dios.
Ven, Espíritu creador,
renueva la faz de la tierra.
Amén.
 
(Oración por el Papa Francisco para el Sínodo de la Sinodalidad)
 
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 3, 16-21
 
Dijo Jesús a Nicodemo: Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en él no muera, sino tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él. El que cree en él no es juzgado; el que no cree ya está juzgado, por no creer en el Hijo único de Dios.  El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz. Y es que sus acciones eran malas. Quien obra mal detesta la luz y no se acerca a la luz, para que no delate sus acciones. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz para que se vea claramente que todo lo hace de acuerdo con la voluntad de Dios.
Palabra del Señor
 
Nicodemo es una autoridad religiosa que visita a Jesús por la noche y entabla una conversación con Él, pero no comprende todo lo que Él dice… y Jesús le responde con claridad anunciándole el amor de Dios.
Reconstruyamos el texto:
1. ¿Quién era Nicodemo?
2. ¿Qué le dice Jesús a Nicodemo?
3. ¿Cómo demostró el amor de Dios al mundo?
4. ¿Qué pasa con el que cree en Dios?
5. ¿Qué ocurre con quien obra mal?
6. ¿Qué hace el que se obra conforme a la verdad?

MEDITACIÓN

Dios nos ama y nos ama – como dice un santo – con locura. Dio a su Hijo, envió a su Hijo y lo mandó a morir en la cruz. Cada vez que miramos el crucifijo, encontramos este amor. El crucifijo es precisamente el gran libro del amor de Dios. Cuánta gente, cuántos cristianos pasan su tiempo mirando el crucifijo… y allí encuentran todo, porque han comprendido, el Espíritu Santo les ha hecho comprender que ahí está toda la ciencia, todo el amor de Dios, toda la sabiduría cristiana. Hay personas que no pueden vivir en la luz porque están acostumbrados a la oscuridad. Y nosotros también, cuando estamos en pecado, estamos en este estado: no toleramos la luz. Es más cómodo para nosotros vivir en la oscuridad; la luz nos abofetea, nos hace ver lo que no queremos ver. (Papa Francisco).

Preguntémonos:
1. ¿Creo en el amor de Dios en Jesucristo su Hijo?
2. ¿Me dejo iluminar por la luz de Cristo?
3. ¿Soy un faro de luz o al contrario prefiero la tiniebla? ¿Porqué?

ORACIÓN

Señor Jesús, cuando Nicodemo fue hablar contigo por la noche. Tú te revelaste ante él como la luz del mundo, pero, sobre todo, como la Luz de su corazón, porque tu Palabra iluminó su vida. Jesús, deseo escuchar tu Evangelio, necesito que ilumines mi corazón. Ayúdame a llevar tu Luz Pascual a todos los que me rodean. Amén.

CONTEMPLACIÓN

Repitamos 3 veces y hagamos eco en el versículo 16

TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO, QUE ENTREGÓ A SU HIJO ÚNICO.

ACCIÓN

Propuesta: Buscar a un hermano que esté alejado de Dios y tratar de entablar con Él un diálogo misionero donde le hablemos de la Palabra de Dios, que es lámpara para nuestros pasos.

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