Lectio Divina por Laura Rivera de Argentina
Viernes X Semana Tiempo Ordinario Ciclo B
🔥INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Concédenos, Señor Jesús, el poder tener una postura de atenta escucha a tu Palabra. Ayúdanos a no tener prisas, a poder apartarnos del mundo por un instante para escuchar atentamente tu palabra. Envíanos tu Espíritu para que con un oído atento y un corazón dispuesto nos inunde con sus dones para poder ser dóciles y abandonados en la Palabra que hoy nos entregas como un regalo. Amen.
📣LECTURA
Lectura del santo evangelio según san Juan (19,31-37):
Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne. Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: «No le quebrarán ninguno de sus huesos». Y otro pasaje de la Escritura, dice: «Verán al que ellos mismos traspasaron».
¿Qué dice el texto?
Para no quebrantar la ley y contaminar a sus tierras como dice en Deut 21, 22-23, los líderes religiosos pidieron a Pilato la autoridad que quebrara las piernas de los crucificados, esto aseguraba la muerte del crucificado. En el caso de Jesús no era necesario quebrarle las piernas. Jesús ya había entregado su vida (Jn 10,15-18).
Entre la muerte y la sepultura de Jesús, se abre una nueva escena que da espacio a la contemplación, por parte del discípulo amado, de los tres signos reveladores del sentido de la muerte de Jesús (19,31-37).
Además, la cadena de citas bíblicas finales nos envían en esta dirección. El misterioso pasaje de Zacarías 12,10 (“Mirarán al que traspasaron”, citada en Jn 19,37), es clave para comprender el significado último de la Pasión. Zacarías hablaba proféticamente de un misterioso dolor de Dios, quien se sentía herido por la muerte de un Rey-Pastor. Esta muerte es como un desgarramiento en el corazón de Dios, y de este desgarramiento brota la posibilidad de una reconciliación entre Dios y su pueblo.
De esta forma concreta Juan quiere decirnos que la muerte de Cristo es revelación del amor de Dios en el mundo. Y esta muerte-amor fundamenta la posibilidad de una vida nueva.
🕯️MEDITACIÓN ¿Qué me dice el texto?
El pasaje del evangelio comienza con la mención de la Pascua de los “judíos” y con una pregunta de Pilatos (19, 31) Tal episodio tiene para el evangelista una importancia extraordinaria. El corazón del pasaje evangélico es la herida del costado de la que mana sangre y agua. Se debe tener en cuenta en la narración el cúmulo de símbolos: la sangre que es figura de la muerte, símbolo del amor infinito; el agua, de la que viene la vida, símbolo del amor demostrado y comunicado. Cuán grande es nuestro Dios que dando su vida nos regala a nosotros la esperanza de los hijos de Dios. Sigamos reflexionando con aquella frase o palabra que hoy más nos llamó la atención.
🙇 ORACIÓN: ¿Qué le decimos al Señor?
A cada oración que tengamos en nuestro corazón, la pongamos en manos de Dios que él sea quien nos guíe y nos acompañe en este momento, y le decimos “Escúchanos, Señor” o “Te damos gracias, Señor” o “te lo pedimos Señor”
🔎 CONTEMPLACIÓN Mirar con la mirada de Dios
Nos quedamos contemplando esa escena de tanta tristeza la muerte de nuestro Señor pero con la alegría del cristiano del cual brota esa sangre y agua del costado de nuestro Cristo, rezando y meditando esta oración que nos une como Iglesia.
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
🚶 ACCIÓN ¿A qué me comprometo?
La palabra nos anima y compromete a seguir en camino y no decaer de la herida del costado de Cristo brota la esperanza de los hijos de Dios.