Lectio Divina por Eduardo Ramírez de Guatemala
María, Madre de la Iglesia (Memoria)
Juan 19, 25-34
Invocación al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
V./ Envía, Señor, tu Espíritu y todo será creado.
R./ Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos:
Oh Dios, que seleccionaste los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haz que guiados por este mismo Espíritu, saboreemos la dulzura del bien y gocemos de tus divinos consuelos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
1. Lectura ¿Qué dice te el texto?
25Junto a la cruz de Jesús estaba de pie su madre, y también la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. 26Jesús, viendo a su madre y, junto a ella, al discípulo que amaba, dijo a su madre: “Mujer, he ahí a tu hijo”. 27Después dijo al discípulo: “He ahí a tu madre”. Y desde este momento el discípulo la recibió consigo.
28Después de esto, Jesús, sabiendo que todo estaba acabado, para que tuviese cumplimiento la Escritura, dijo: “Tengo sed”. 29Había allí un vaso lleno de vinagre. Empaparon en vinagre una esponja, que ataron a un hisopo, y la aproximaron a su boca. 30Cuando hubo tomado el vinagre, dijo: “Está cumplido”, e inclinando la cabeza, entregó el espíritu. La lanzada 31Como era la Preparación a la Pascua, para que los cuerpos no quedasen en la cruz durante el sábado —porque era un día grande el de aquel sábado— los judíos pidieron a Pilato que se les quebrase las piernas, y los retirasen. 32Vinieron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero, y luego del otro que había sido crucificado con El. 33Pero llegando a Jesús y viendo que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; 34sino que uno de los soldados le abrió el costado con la lanza, y al instante salió sangre y agua.
La memoria de María, Madre de Dios, instaurada por el Papa Francisco en el 2018 (este es 2º Año que la celebramos), es una festividad que nos traslada al Génesis 3, 15: “Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.».
El Evangelio de San Juan no menciona el nombre de la Virgen María, como en los otros Evangelios, aparece solamente dos veces, en Caná, al inicio de su vida pública y al pie de la Cruz. La mujer que presenta San Juan es la mujer del Génesis, la que dio vida a la humanidad, es la mujer del Evangelio, Jesucristo en la Cruz la da como madre de la Iglesia naciente. Al pie de la Cruz, en la Virgen, por Jesucristo, se encarna la Iglesia. Quien la dará a luz en el día de Pentecostés. Por lo mismo la Santa Iglesia celebra su memoria, el lunes después de Pentecostés.
2. Meditación. ¿Qué me dice el texto?
María, Madre de la Iglesia, es un pilar importante en el cuerpo místico de Cristo. Ella que concibió en su vientre al Hijo amado del Padre, recibe también en su corazón a la Iglesia, que es Cuerpo de Cristo. El discípulo amado, es la encarnación del discípulo por excelencia, es el modelo de discípulo que debemos tener. Por eso es que nosotros, como discípulos amados de Jesucristo, también debemos recibir a María como nuestra Madre.
Preguntémonos:
¿Qué lugar ocupa en nuestra familia, nuestra comunidad, nuestra Parroquia la Virgen María?
¿La reconocemos como la madre que Jesús nos dejó para que por ella lleguemos a Él?
3. Oración. ¿Qué me hace decirle al Señor el texto?
Decirle al Señor a través de la Virgen María, que al pie de la Cruz, recoge el sufrimiento y nos devuelve la vida en Pentecostés.
Madre, no nos abandones, porque nos perdemos.
Madre, no nos olvides, porque nos olvidamos de Jesús.
Madre, camina a nuestro lado, porque fácilmente nos extraviamos.
Madre, ámanos, porque necesitamos el amor de Jesús.
Amén.
¿Qué le dices a Jesús desde tu corazón?
4. Contemplación ¿Qué cambia en mi vida a través del texto?
Busquemos el rostro de Jesús en la Cruz y busquemos el rostro de María al pie de la Cruz y repitamos:
“Allí tienes a tu Madre”
¿Qué frase te ayuda a contemplar el rostro del Señor?
5. Acción ¿A qué acción concreta me invita el texto?
a) Busquemos una estampa que nos represente la Virgen María y busquemos un tiempo especial para darle las gracias a ella, por ser nuestra Madre.
b) En el Tepeyac, la Virgen de Guadalupe le dijo a Juan Diego: “No estoy yo aquí que soy tu madre”. En nuestras comunidades hay muchas personas que se sienten solas y desamparadas. Ayudémoslas a que sientan la voz de la Virgen María que les dice: “No estoy yo aquí que soy tu madre”.
A ti, ¿a qué te invita el texto?
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.