Lectio Divina por Fidias Monroy de Guatemala
Martes VI Semana de Pascua Ciclo B
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
¡Ven, Espíritu Santo! Ayúdame a estar abierto a tus inspiraciones, a conservar en mi corazón la alegría de saberme amado por Ti para que, con gran confianza, siga con prontitud y docilidad lo que hoy quieras pedirme.
LECTURA
Lectura del Evangelio según San Juan (16, 5-11)
Ahora me voy a aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿A dónde vas?’ Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré; y cuando él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia, porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado. Palabra del Señor.
MEDITACIÓN:
Siempre las horas más tristes tienen que ser las de la despedida, no de aquellas en las que se dice sencillamente «hasta luego», sino las que comprenden en su totalidad el significado del «adiós».
Así era como se sentían los discípulos en las horas del adiós al Maestro. Para ellos parecía el adiós definitivo, mientras que para Él sólo era un hasta pronto.
La tristeza nos invade, y todo queda cubierto por la niebla. Además, sabe que la tristeza de los discípulos se volverá en alegría, cuando Él regrese. También nos promete un Consolador, aquél que nos ayudará a entender lo que nuestra pobre inteligencia no alcanza en esta vida.
Por eso no desesperemos en la tristeza de ver que Cristo no está entre nosotros. Él está, aunque no físicamente, pero sí espiritualmente. Él vendrá en el tiempo señalado, y quiere encontrarnos en vela para entrar con Él en su Reino.
ORACIÓN:
Yo te pido hoy que me des tu Espíritu Santo. ¡Nada más! Y ¡Nada menos! Que sea una persona llena del Espíritu, animada por el Espíritu, enriquecida por el Espíritu. Lléname de sus dones y de sus frutos. Haz, Señor, que tu Iglesia no se apoye en medios humanos sino en la fuerza de tu Espíritu.
CONTEMPLACIÓN:
- Guardo silencio
- Descubro esa palabra o frase con la que me identifico y la guardo en mi corazón.
ACCIÓN:
- Durante el día pensaré: yo no estoy solo. Estoy habitado por el Espíritu Santo.
- Meditar sobre los dones y los frutos del Espíritu Santo.