Evangelio del día – Lectio Divina Juan 16, 16-20

Lectio Divina de Eduardo Rafael García de Honduras

Paso 0: Invocación al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu Creador
y renueva la faz de la tierra.
Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo;
haznos dóciles a sus inspiraciones
para gustar siempre el bien
y gozar de su consuelo.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Paso 1: Lectura San Juan 16, 16-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver». Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: «¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?» Y se decían: «¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir».

Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: «Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría».

Paso 2: Meditación

El pasaje que acabamos de leer narra dos estados de ánimo presente en los discípulos de Jesús. Primero la tristeza porque se marcha y abandona físicamente, pero también está la alegría que sentirán al momento de la resurrección. Algo así sucede en nuestra vida cristiana, cuando vienen las dificultades, angustias y aflicciones nos parece que Dios es el gran ausente en nuestras vidas y acudimos a emociones materiales y pasajeras, olvidándonos de las promesas de Dios y separándonos de Él, es cuando el mundo se alegra de su ausencia.
Los cristianos, por el contrario, sabemos que una vida apartados de Dios será siempre caótica y desordenada.
Es entonces cuando Cristo Resucitado sale a nuestro encuentro y nos consuela, nos brinda la esperanza y la alegría de su presencia. Esta alegría es la garantía de su cercanía y fidelidad para siempre.
Es bueno que nos preguntemos:
-¿Estoy sintiendo la alegría de la resurrección en mi vida personal, familiar, comunitaria, estudiantil, laboral, etc?

-Ante los momentos de desánimo ¿Confío en la fuerza de Jesús resucitado que a través de su Espíritu Santo nos renueva?

-¿Qué estoy haciendo para devolverle la alegría a los seres más cercanos que la necesitan?

-¿Tengo la esperanza puesta en Dios o en los bienes terrenos?

Paso 3: Oración

Señor, te doy gracias por el don de tu Palabra, por tu cercanía en nuestras vidas a través de tu resurrección.
Te doy gracias por la alegría que viene de tu amor misericordioso.
Te doy gracias por darnos tu Espíritu Santo en todo momento, y por fortalecer nuestra vida.
Quédate con nosotros y ayúdanos a ser fieles en todo momento, a comprender tu Palabra y a hacerla viva en nuestras vidas.

Paso 4: Contemplación

Repito en mi interior el siguiente verso: “Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría».

Paso 5: Acción

Rezo durante estos días la novena al Espíritu Santo como preparación a Pentecostés.
Trato de hacer una obra de misericordia espiritual que lleve alegría a quien más lo necesita.
Propongo ofrecer al Señor mis trabajos y estudios para este día, caracterizándome por llevar alegría a los lugares que visite.

Acerca de Eduardo Rafael Garcia Carias

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