Evangelio del día – Lectio Divina Juan 1, 47-51

Lectio Divina
Por Marlon Vaca de Ecuador ✍🏻🇪🇨

0 – Invocación

Precioso Espíritu Santo, hoy te necesito, hoy deseo con mi corazón ferviente que vengas, topes mis oídos y los abras que hoy deseo escuchar tu voz. Topa mi mente que hoy quiero aprender de ti. Topa mi corazón que hoy quiero hacer viva tu palabra en mi vida. Solo contigo este momento es especial, por ello te lo ruego, hoy te necesito. Ven precioso, ven. Amen

1 – Lectura
Evangelio según san Juan (1,47-51):

Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo:
—Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
Natanael le preguntó:
—¿Cómo es que me conoces?
Jesús le respondió:
—Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.
Natanael le dijo:
—Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel!
Jesús le contestó:
—¿Me crees solamente porque te he dicho que te vi debajo de la higuera? Pues vas a ver cosas más grandes que éstas.
También dijo Jesús:
—Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.

¿Qué dice el texto?

Entendamos el contexto, este pasaje sucede en la región de Galilea, después de que Jesús pasó por Betsaida donde llamo a Simón Pedro y Andrés. Cuando entró en Galilea, encontró a Felipe, el cuál es quien lleva a Natanael a Jesús, así como Andrés y Simón eran de Betsaida. Es este el lugar, donde, a pesar de haber visto varios milagros, rechazaron a Jesús. Al igual que a Pedro y Andrés, a Felipe le bastó con escuchar a Jesús para seguirlo, e incluso ir a buscar a Natanael y con profunda emoción. Es importante tomar el contexto de que Natanael estaba sorprendido que Jesús venga de Nazareth, donde creía que no podía salir nada bueno. Aquí es donde empieza el pasaje.
Jesús ve acercarse a Natanael y lo primero que le dice es “aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño”, Natanael tenía conocimiento de las escrituras, y en las palabras de Jesús, se da cuenta que conoce su fe y devoción y siente que Jesús vio su corazón. Es por ello la pregunta de Natanael: ¿cómo es que me conoces?, refiriéndose a no solo el hecho de saber su nombre, sino de conocer lo profundo de él. Para desvanecer cualquier duda de Natanael, Jesús le dice “Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera”. Si trasladáramos la escena a la vida actual, ¿cuántos se dan cuenta de la persona bajo el árbol en el parque? Al parecer, bajo la higuera, era el lugar secreto de Natanael. Jesús no se refirió a un lugar visible, no le dijo “te vi cerca a la fuente” o “te vi cruzando el camino”, era un lugar que no cualquiera puede notar, era el lugar íntimo, dónde Natanael procuraba la oración. En otras palabras, Jesús le dijo “te ví, cuando estabas solo, cuando estabas en oración, cuando me querías hablar y no había nadie más cerca de ti, ahí te vi”. Tal vez nadie conocía ese detalle de Natanel, nadie sabía de ese lugar especial para él y por ello se impactó y respondió tan convencido: “Maestro”, porque lo reconoce como el camino, “tú eres el Hijo de Dios”, porque reconoció la divinidad en él, “tú eres el Rey de Israel”, porque reconoció que él es la salvación.
Jesús termina haciendo una promesa a Natanael “vas a ver cosas más grandes que estas” y a todos los presentes “Les aseguro que ustedes verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

2 – Meditación. ¿Qué me dice a mí el texto?

Meditemos lo que nos dice a nosotros el texto, en nuestro día a día, es difícil poner atención a Dios que se muestra en cada momento, pero en nuestro lugar secreto, lo podemos encontrar, entonces, ¿cómo está nuestra higuera donde Jesús nos desea conocer?
Hemos tenido la oportunidad de reconocer a Jesús, el cuál nos ha hablado directamente a nosotros. ¿creemos realmente que él es el Hijo de Dios?
En lo secreto podemos hablar con Jesús y tener esa intimidad que nos permite crecer en el camino, y así como Natanael ¿creemos que Dios nos dejará ver cosas más grandes?

3 – Oración ¿Qué le respondo yo a Dios?

Señor, Hijo de Dios, mi rey, tu que me conoces como nadie me conoce, tu que sabes todos los secretos de mi corazón, sabes que te amo, que soy humano, que suelo fallar, pero también sabes que desde el día que me llamaste, toda mi vida cambió, y no quiero alejarme de ti. Señor Jesús, te pido, te ruego que me ayudes a mantener mi llama encendida, y me ayudes a cultivar mi lugar secreto. Así como tu me conoces, yo deseo conocerte, permíteme por favor poder conocerte cada día más. Te amo. Amén.

4 – Contemplación

Contemplemos el versículo que más nos hablo en lo íntimo de nuestro corazón, en nuestro lugar secreto.
“Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño”

5 – Acción

Es momento de tomar cartas en el asunto. Jesús nos dice que podemos ver cosas más grandes, es hora de pelear por ellas. Dediquemos un momento del día para establecer formalmente nuestra higuera, nuestro lugar secreto, un lugar solo para “Jesús y yo”.

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