Lectio Divina por Matías Emmanuel Leiva
Buen día, hermanos. Desde Córdoba, Argentina, iniciamos nuestra jornada con la Lectio Divina.
Pidamos, con el querido Juan Pablo II, al Espíritu Santo que encienda con su luz todos nuestros sentidos.
Evangelio según San Lucas 10,13-16
¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y Sidón, hace tiempo habrían hecho penitencia vistiéndose humildemente y sentándose sobre cenizas. Y así, el juicio será más llevadero para Tiro y Sidón que para ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿pretendes encumbrarte hasta el cielo? Pues caerás hasta el abismo.
Y dijo a sus discípulos:
—El que a ustedes escucha a mí me escucha; el que a ustedes desprecia a mí me desprecia; y quien a mí me desprecia, desprecia al que me envió.
Palabra del Señor
Lectura, ¿Qué dice el texto?
Vuelve a leer el texto:
¿Cuáles son aquellas frases o palabras que quedan resonando en tu corazón?
¿Por qué el mensaje de Jesús es tan fuerte?
¿Qué le dice Jesús a sus discípulos?
Meditación, ¿Qué nos dice Dios en el texto?
Una vez más, la Palabra de Dios nos da algunas pistas e indicios para seguir a Jesús. Aquí, Lucas nos presenta un anuncio profético de Jesús, con un duro tono, quizás hasta suena como amenaza. Muchos milagros se hicieron, muchos signos han presenciado, pero los pueblos siguen caminando incrédulos.
Quizás Corozaín y Betsaida somos hoy nosotros… Tal vez muchos veces lo hemos visto a Jesús caminar cerca nuestro, hemos hablado con Él, pero con pequeños gestos cotidianos demostramos que seguimos incrédulos. Proclamamos su Buena Noticia, pero vivimos en la desesperanza… Anunciamos las bienaventuranzas, pero vivimos tristes y frustrados… Hablamos de amor, pero difícilmente lo ponemos en práctica…
´ Para poder hablar en nombre de Jesús, primero hay que escucharlo. De ese modo, recién aquél que nos escuche, a Él lo escuchará… ¿Qué quiere decirte hoy Jesús? ¿A qué te está invitando?
Oración, ¿Qué le decimos a Dios?
Señor, me cuesta mucho seguirte. Intento, pero me cuesta. Quiero, pero me cuesta. Lo deseo, tengo ganas, lo intento… pero me cuesta. Quisiera ser más humilde, tener un corazón semejante al suyo, creer plenamente, pero me cuesta. Una y otra vez, caigo en la excusa, en los miedos, en la desesperanza. Tené misericordia de mí, saná mi corazón, abrí mis ojos, para que quien me escuche, te escuche a Ti.
Amén.
Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
“El que a ustedes escucha a mí me escucha”
Repitamos esta frase, especialmente en los momentos del día donde más necesitamos dar testimonio del amor del Señor.
“El que a ustedes escucha a mí me escucha”, aunque a veces soy incrédulo y me olvido de Vos.
“El que a ustedes escucha a mí me escucha”, aunque me cueste ser humilde.
“El que a ustedes escucha a mí me escucha”, y Vos sos nuestro ejemplo a seguir, Señor.
Acción, ¿A qué me comprometo con Dios?
En este día tan especial para nosotros, en el que celebramos junto a toda la Iglesia a San Jerónimo, el Señor nos dice: “El que a ustedes escucha a mí me escucha” … Entonces, pues, la invitación será a que muchos de los que se crucen en nuestros caminos hoy, escuchen a Jesús. ¿De qué modo? Sencillo, con pequeñas citas bíblicas que pueden iluminarles el día.