Evangelio del día – Lectio Divina Marcos 3, 7-12

Lectio Divina
Jueves, 23 de Enero de 2025
Jueves II Semana Tiempo Ordinario
Nicolás Reynoso de Argentina ✍🏻🇦🇷

Invocamos al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles, y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu Creador
y renueva la faz de la tierra
Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones
para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Evangelio según Marcos 3, 7-12📖

7 Luego Jesús con sus discípulos se fue al lago de Galilea, lo seguía una gran multitud que venía de Galilea, Judea, 8 Jerusalén, Idumea y del lado este del río Jordán, al igual que de la región de Tiro y Sidón, ya que todos acudían a Él después de escuchar las cosas grandiosas que hacía. 9 Jesús dijo a sus discípulos que le arreglaran una barca para que la multitud no lo aplastara, 10 porque curaba a muchos, de manera que todos los que tenían una enfermedad se agrupaban a su alrededor para tocarlo. 11 Y los espíritus malignos cuando lo veían se postraban delante de Él y gritaban: “¡Tú eres el Hijo de Dios!” 12 Pero Él les prohibía terminantemente que revelaran quién era.

Palabra del Señor.

Lectura. ¿Qué dice el texto?

El evangelista Marcos describe cómo Jesús atrae a grandes multitudes de diferentes regiones, mostrando el alcance de su misión. Personas de Galilea, Judea, Jerusalén (corazón del judaísmo), Idumea (región del sur), el este del Jordán (territorio de Perea) y Tiro y Sidón (territorios gentiles) se acercan por lo que han oído acerca de sus milagros. Este detalle subraya que su fama y ministerio trascienden las barreras geográficas, culturales y religiosas.
Jesús pide una barca para evitar ser aplastado por la multitud, una acción práctica que demuestra su humanidad y comprensión de la situación. La multitud no solo lo sigue por curiosidad, sino porque lo ve como una fuente de sanación y liberación, como el Mesías que puede transformar sus vidas.
Además, los espíritus malignos, al verlo, se postran y gritan: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Este reconocimiento espontáneo de su identidad divina, incluso por parte de fuerzas malignas, pone de manifiesto su autoridad espiritual absoluta. Sin embargo, Jesús les ordena callar, lo que apunta a su deseo de controlar la revelación de su identidad mesiánica, evitando malentendidos sobre su misión.

Meditación. ¿Qué nos dice Dios en el texto?

Las multitudes venían de todos lados, incluso de regiones consideradas extranjeras o marginales. Esto me invita a reconocer que el amor y la salvación de Cristo no tienen fronteras. ¿Estoy abriendo mi corazón a todos, incluso a quienes considero diferentes o lejanos?
La fe en acción: Las personas no se limitaban a escuchar sobre Jesús; se movían para buscarlo, a pesar de las largas distancias y las dificultades del camino. ¿Es Cristo tan importante para mí como para atravesar adversidades y salir a su encuentro? ¿Soy consciente de que puedo encontrar a Jesús vivo tanto en la misa como en cualquier oratorio?
El reconocimiento del mal: Los espíritus malignos reconocen la identidad divina de Jesús, pero Él les ordena llamar. Esto me lleva a reflexionar: ¿Reconozco las luchas espirituales en mi vida? ¿Qué hago para combatirlas con la ayuda de Cristo? ¿Entiendo lo importante que es la adoración al Santísimo y la oración diaria para luchar contra el maligno?
La compasión de Jesús: Aunque lo seguían por interés, Jesús no los rechazaba; les ofrecía sanación y liberación. ¿Soy capaz de mostrar compasión incluso cuando los demás se acercan a mí solo por necesidad? ¿Soy capaz de actuar con generosidad, como lo hizo Jesús?

Oración. ¿Qué le decimos a Dios?

«Señor Jesús, Tú que sanaste a tantos y ofreciste consuelo a los que te buscaban, ayúdame a reconocerte como el Hijo de Dios en mi vida. Cura las heridas de mi corazón y libérame de todo lo que me aparta de Ti. Dame la fe. y la valentía para acercarme a Ti, confiando plenamente en tu poder y en tu Divina Misericordia.»
Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
«¡Tú eres el Hijo de Dios!»

Acción. ¿A qué me comprometo con Dios?

Señor me comprometo a visitarte y adorarte en el Santísimo Sacramento.

Acerca de Ramón Pané

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