Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 8, 5-11

Lectio Divina
Lunes 2 de diciembre de 2024
1era. Semana de Adviento (C)
José Eduardo Ramírez de esquipulas, Guatemala ✍🏻🇬🇹

Empecemos pidiendo el Espíritu Santo profundizando en esta alabanza.

EL SEÑOR OS DARÁ SU ESPÍRITU SANTO
YA NO TEMÁIS, ABRID EL CORAZÓN.
DERRAMARÁ TODO SU AMOR. (Bis)
El transformará hoy vuestra vida.
Os dará la fuerza para amar.
No perdáis vuestra esperanza.
El os salvará.
El transformará todas las penas,
como a hijos os acogerá;
abrid vuestros corazones
a la libertad.
Fortalecerá todo cansancio,
si al orar dejáis que os dé su paz.
Brotará vuestra alabanza.
Él os hablará.
Os inundará de nuevo gozo
con el don de la fraternidad.
Abrid vuestros corazones
a la libertad.
https://www.youtube.com/watch?v=R0yCGfKeODA

1. Lectura ¿Qué dice el texto?
Evangelio según San Mateo 8, 5-11

Cuando Jesús entró en la ciudad de Cafarnaúm, un oficial romano fue a su encuentro y le pidió, diciendo: “Señor, mi criado está en casa paralizado, sufriendo terriblemente”.
Jesús le dijo: “Yo iré para sanarlo”.
El oficial romano le respondió: “¡Señor! no soy digno de que vengas a mi casa, solo di una palabra y mi criado será sanado; porque también estoy bajo la autoridad de oficiales superiores y tengo soldados que obedecen mis órdenes, y cuando le digo a uno: ‘Ve’, él va; y si digo a otro: ‘Ven aquí’, él viene, y si le digo a mi siervo: ‘Haz esto’, él lo hace.”
Cuando Jesús escuchó esto, se sorprendió mucho y dijo a los que lo seguían: “Ciertamente les digo que ¡nunca he visto tanta fe en ninguno en Israel! Y les digo que muchas personas vendrán del Este y del Oeste y se sentarán a la mesa en el Reino de los Cielos con Abraham, Isaac y Jacob.”
Palabra del Señor.

1.1 Releamos el texto

El texto nos presenta a un oficial romano, un hombre que no profesa la misma fe que el pueblo judío ni en Jesús, es más, viene de la religión romana que es pagana politeísta. Sin embargo, ha escuchado de Jesús y de su poder de sanación y cree en Él. Da un giro en su fe, al llamar a Jesús: “Señor”. Esto es sorprendente para Jesús y también lo debió ser para los que seguían a Jesús. Ya que es una profesión de fe profunda. Por eso Jesús les recrimina a sus discípulos, ya que sabe en el corazón, incluso sus seguidores, como se verá en la pasión, a la hora de la hora dudan. La fe del Centurión, junto con la mujer siriofenicia son las únicas veces que Jesús reconoce que alguien verdaderamente tenga fe en Él.

2. Meditación ¿Qué me dice el texto?

¡Cuánto desearía tener la fe del Centurión! Este texto es un texto que nos da grandes regalos a nosotros. Primero, que la fe en Jesucristo, que recibimos en nuestro bautismo, es la puerta para nuestra salvación y también para recibir los favores y gracias de nuestro Señor Jesucristo. Segundo, es de los momentos en los cuales Jesús nos recuerda que el Reino de Dios está al alcance de todos los pueblos y naciones y no, como pensaba el pueblo judío, exclusivamente para ellos. Tercero, nos muestra que, si hay sinceridad de corazón, el Señor escucha nuestras oraciones y nos concede su favor. Por lo tanto, debemos trabajar cada día más por fortalecer nuestra fe, que es la respuesta que nosotros le damos a la revelación del amor que Dios nos tiene.

3. Oración ¿Qué me hace decirle al Señor el texto?

Qué podemos decirle al Señor, cuando todo lo que recibimos es por su misericordia. Hagamos oración esta alabanza de Hna. Glenda:
https://www.youtube.com/watch?v=3yHxzC_1__0

4. Contemplación ¿Qué conversión me provoca el texto?

En la Celebración Eucarística, previo a comulgar repetimos esa profesión de fe del Centurión. Viendo en nuestro corazón el amor de Dios repitámoslas en nuestro corazón:
“Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.”

5. Acción ¿A qué acciones concretas me invita el texto?

El Centurión es el ejemplo del poder de la oración de intercesión. Ahora como el Centurión, es necesario que también nosotros entremos en la intimidad de la oración con el Señor, especialmente en la Celebración Eucarística, y pidamos por las necesidades de la Iglesia, las intenciones del Papa Francisco y por las necesidades de tantos que se confían de nuestras oraciones.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Acerca de Ramón Pané

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