Lectio Divina por:
Waldo Brea de República Dominicana 🇩🇴
Invocación al Espíritu Santo
Ven Espíritu de Dios, hazte presente en mi vida y en mi corazón. Permíteme vivir a plenitud tu palabra hasta alcanzar la Santidad. Amén.
Lectura Evangelio según San Mateo 10,34-42.11,1.
Jesús dijo a sus apóstoles:
«No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada.
Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra;
y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.
El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa».
Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región.
Meditación.
El pasaje del Evangelio que hoy leemos forma parte de un discurso más extenso de Jesús en el que envía a sus discípulos y en cierta forma les advierte de lo que tendrán que enfrentar durante el cumplimiento de su misión. También promete recompensas de acuerdo a la actitud con que cada uno acoge a los mensajeros y al mensaje.
El versículo que más llama a la atención es en el que Jesús declara que no viene a traer la paz, sino la espada. Parece contradecir todo el resto del Evangelio!
Pero si indagamos bien el contexto podemos comprender que no es así. Jesús es Rey de Paz, sin embargo su mensaje puede provocar división entre quienes lo acogen y quienes no lo hacen. Además, el seguimiento de Cristo y la práctica de su mensaje nos obliga a tomar decisiones que podrían alejarnos de los que aún siendo cercanos, no asumen el mensaje de Cristo y por lo tanto andan por otros caminos, distintos a los nuestros.
Oración.
Gracias oh Cristo por compartir tu misión conmigo, a pesar de mi pequeñez y mi infidelidad.
Gracias Oh Cristo, por permitirme seguir el camino de tus discípulos.
Gracias Oh Cristo, por marcar el camino, por indicar los pasos que debo seguir incluyendo sacrificios y el martirio.
Dame Señor las fuerzas y la perseverancia para cumplir con la misión que me has encomendado.
Contemplación.
En silencio, contempla las divisiones, las consecuencias en tu vida provocadas por tu decisión de seguir a Cristo y ser su misionero. Contempla también los frutos y recompensas que has disfrutado en este camino.
Acción.
En intimidad con el Señor, renueva tu compromiso misionero y abraza la Cruz como signo de sacrificio y entrega.