Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 9, 1-8

Lectio Divina
Por Raúl González de Panamá ✍🏻

Invocación al Espíritu Santo

Envía Señor tu Espíritu Santo.
Dame la gracia de escuchar tu voz y hacer tu voluntad.
Amén.

Lectura del santo Evangelio según Mateo 9, 1-8

Subiendo a la barca, Jesús pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡Ánimo!, hijo, tus pecados te son perdonados.» Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando.» Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: `Tus pecados te son perdonados’, o decir: `Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dice entonces al paralítico-: `Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’.» Él se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.

Lectura. ¿Qué dice el texto?

En el Evangelio podemos distinguir varios actores:
Jesús, el paralítico, los que llevan al paralítico, los escribas y la gente.

Podemos destacar las acciones/actitudes de cada uno de estos personajes:

Jesús:
– Que sube a la barca, pasa a la otra orilla y viene a su ciudad (luego de una larga jornada, la misión sigue).
– Ve la fe (de los que llevan al paralítico).
– Le da palabra de Ánimo y perdona los pecados: «¡Ánimo!, hijo, tus pecados te son perdonados.»
– Conoce los pensamientos (acerca de los escribas) y les escruta: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
– Tiene la autoridad para perdonar pecados.
– Le dice al paralítico: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’.»

Paralítico:
– Está postrado en una camilla
– Es llevado ante Jesús.
– Es perdonado.
– Recibe el mensaje de Jesús de levantarse, tomar la camilla e irse a casa.
– Se levanta y se fue a su casa.

Los que llevan al paralítico:
– Llevan el paralítico a Jesús.
– No tienen ningún otro protagonismo que la FE que es vista por el mismo Jesús.

Los escribas:
– Que murmuran y juzgan a Jesús de blasfemo.
– El Señor Jesús también los ve, y conoce sus pensamientos.
– Jesús les interpela y les pregunta: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
– Son ciegos, no son capaces de ver el bien, la gracia del perdón, son cerrados. Se escandalizan del poder De Dios conferido al Hijo del Hombre – Jesús – de PERDONAR.

La gente
– Que ve lo que está pasando.
– Tiene temor De Dios y glorifica a Dios porque había dado tal poder (DE PERDONAR) a los hombres.

Meditación. ¿Qué me dice el texto?

La Palabra de Jesús ataca el origen del mal que es el pecado.
En esto consiste la radicalidad de su mensaje y de su gracia: arrancar el pecado del corazón del hombre.
Jesús lo ve todo: nuestra fe aunque sea débil, nuestro interior con sus sombras y nuestra disponibilidad para llevar ante sus pies los que necesitan de ÉL.
Jesús nos habla y nos anima, nos ofrece su perdón, nos sana el corazón inmóvil y paralítico.
Jesús nos escruta, nos estremece y reprende.
Jesús da el poder de perdonar nosotros también en su Nombre.

Oración. ¿Qué le respondo al Señor?

Gracias Señor por tu Palabra que ilumina mi corazón.
Gracias por tu mirada de ternura, por tu amor y tu misericordia.
Gracias por la gracia de tu perdón, que me libera y da la fuerza de levantarme y de caminar junto a ti.
Señor Jesús, que yo también pueda tener fe y llevar a otros a tu presencia.
Dame la gracia de perdonar, de no juzgar y actuar conforme según tu corazón.

Contemplación. ¿Cómo lo interiorizo?

“Jesús conociendo sus pensamientos…”

Esta frase textual del Evangelio me invita abandonarme por completo en el Señor y la contemplo en mi interior:

“Jesús tú conoces mis pensamientos…”

Le cuento a Jesús esta situación que estoy teniendo en mi vida personal, en el trabajo, en la familia; como un amigo a otro amigo.

Acción. ¿A qué me comprometo?

A perdonar.

La persona que no me cae bien, en mi familia, en el trabajo; aquél que sienta que me ha hecho daño, que me roba La Paz…

“Nombre de la persona, Yo te perdono en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

Repítelo 70 veces 7.

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