Lectio Divina por Laura Rivera de Argentina 🇦🇷
🔥 INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Danos Señor, la gracia de tu Espíritu para que tengamos un oído atento y un corazón abierto, para hoy poder recibir tu Palabra como tú nos la quieres regalar. Que podamos apartarnos por un momento para poder disfrutar de tu Palabra, danos Señor la docilidad de aquellos que se han abandonando en tus manos y que con confianza nos entreguemos en la Palabra. Amén.
📣 LECTURA
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 4, 35-41:
Al atardecer de ese mismo día, les dijo: «Crucemos a la otra orilla». Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba. Había otras barcas junto a la suya. Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca, que se iba llenando de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?». Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: «¡Silencio! ¡Cállate!». El viento se aplacó y sobrevino una gran calma. Después les dijo: «¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?» Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros: «¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen».
Palabra del Señor.
¿Qué dice el texto?
El texto que compartimos hoy comienza con un “Crucemos a a otra orilla”. Si vamos unos versículos más atrás vemos que ha sido un día de muchas enseñanzas y seguramente, muy cansador, donde Jesús hace el discurso de las parábolas (Mc 4,1-34). Lo llevan en la barca y como estaba cansado Jesús se pone a dormir, esta escena que nos muestra Marcos.
Este pasaje se desarrolla en el Lago de Galiea, se aproxima una tormenta que asusta a estos discípulos que en su mayoría eran pescadores, es decir, estaban acostumbrados a vivir tormentas similares, ante esta situación despiertan a Jesús que seguramente había sentido el movimiento de la barca, el viento y las olas; pero como tenia su confianza puesta en Dios, solo se despierta por el grito de los discípulos que asustados piden su ayuda.
Jesús con autoridad calma las aguas y les da una enseñanza a sus discípulos: «¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?».
Los discípulos dicen “¿Quién es éste hombre?” Jesús calma el mar y dice: “¿Cómo no tienen fe?” Los discípulos no saben qué responder y se preguntan: “¿Quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?” ¡Jesús parece un extraño para ellos! A pesar de haber estado tanto tiempo con él, no saben bien quién es. ¿Quién es este hombre?
🕯️ MEDITACIÓN. ¿Qué me dice el texto?
Jesús nos muestra hoy, que nos acompaña a través de las tormentas de nuestras vidas y es capaz de traerme una gran calma con una palabra. Sin embargo, él comprende nuestros temores.
Pensemos en las aguas del mar de la vida, ¿te bhan amenazado alguna vez? ¿Qué te salvó? ¿Cuál es, hoy, el mar agitado para nosotros? ¿Cuántas veces le he dicho a Dios “¿Es que no te importa?”
“El amor de Dios es estable y seguro, como los peñascos rocosos que reparan de la violencia de las olas. Jesús lo manifiesta en el milagro narrado por el Evangelio, cuando aplaca la tempestad, mandando al viento y al mar. Los discípulos tienen miedo porque se dan cuenta de que no pueden con todo ello, pero Él les abre el corazón a la valentía de la fe. Ante el hombre que grita: ‘¡ya no puedo más!’, el Señor sale a su encuentro, le ofrece la roca de su amor, a la que cada uno puede agarrarse, seguro de que no se caerá. ¡Cuántas veces sentimos que ya no podemos más! Pero Él está a nuestro lado, con la mano tendida y el corazón abierto”. (Homilía de S.S. Francisco, 21 de junio de 2015).
🙇🏻♂️ ORACIÓN. ¿Qué le decimos al Señor?
Señor, tú sabes que muchas veces nuestra barca está siendo azotada por una tormenta y por tempestades, pero tú estas ahí, ayúdanos a confiar ciegamente y sin dudar, que no perdamos la fe y que seamos hombres y mujeres confiados.
Con nuestras oraciones respondemos: “Enséñanos a confiar en Ti”.
🔎 CONTEMPLACIÓN. Mirar con la mirada de Dios
Resuena en nuestro corazón tú Palabra y nos abandonamos en ella.
«¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?»
🚶 ACCIÓN. ¿A que me comprometo?
La Palabra nos anima y compromete a seguir en camino. Pensemos una acción concreta donde podamos hacer viva la Palabra. Tengo que buscar una acción concreta donde yo pueda depositar mi confianza en el Señor.