Lectio Divina por Matías Quiroga de Argentina
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Espíritu Santo que eres Dios, mira que sin ti no puedo nada, no permitas que me quede en la tibieza y el conformismo, concédeme tus dones en abundancia, para tu mayor
gloria, la del Padre, y la del Hijo. Tú has inspirado las escrituras, que yo no sea el mismo luego de escucharte hoy. Gracias porque siempre estás conmigo, pues me has amado sin medida y condición.
Amén.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 13, 18-21
Jesús dijo entonces: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?
Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas».
Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios?
Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa».
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN:
El Señor nos muestra algunas caraterísicas del Reino de los Cielos:
1. Es sembrado;
2. Es pequeño;
3. Crece y cambia a la persona silenciosamente.
Si bien el Reino de los Cielos no deja de ser un misterio para nosotros, el Señor, por medio de parábolas, muestra a sus discípulos estos detalles curiosos del mismo.
Al contrario de lo que alguien podría pensar. ¡El Señor no describe un lugar!, sino que muestra el Reino como algo dinámico, que anida y crece en los corazones. En otro
pasaje de las Escrituras el Señor dirá: «El Reino de los Cielos está entre ustedes…».
Hermanos, estas palabras del Señor deben alegrarnos enormemente, piensen qué fácil es trabajar para el Reino. Nuestro deber es sembrar con humildad, con «pequeñas
semillas», con «un poco de levadura», no se nos piden esfuerzos titánicos, sino solo sembrar y/o mezclar, tanto en nuestros corazones, como en los corazones de los
demás. La mayor parte del trabajo la hace Dios, que se encarga de que la «planta crezca», y la «levadura fermente».
CONTEMPLACIÓN:
«El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta».
ORACIÓN:
Señor, perdoname por todas aquellas ocasiones en las que he desperdiciado la oportunidad de sembrar el Reino en los corazones. Concédeme un ojo avisor, y un oído
atento para estar siempre dispuesto a trabajar por el Reino.
ACCIÓN:
Me propongo buscar la forma de sembrar el Reino en los corazones de las personas que hoy estarán en mi camino. Si es posible pensaré y oraré por esto todas las
mañanas.