Lectio Divina por Bricela Olmedo de México
Invocación al Espíritu Santo
¡Oh Dios, que has instruido
los corazones de tus fieles
con luz del Espíritu Santo!,
concédenos que sintamos rectamente
con el mismo Espíritu
y gocemos siempre de su divino consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Lectura del santo Evangelio según Mateo 23,13-22
«¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!
¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: ‘Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale’!
¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?
Ustedes dicen también: ‘Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar’.
¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?
Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él.
Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.
Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
Palabra del Señor.
¿Qué nos dice el texto?
«¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
Meditación
La primera parte del texto es muy fuerte para mí:
«¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
¿Cómo puede alguien cerrar el Reino? Cuando hablamos de Dios en un sentido equivocado, cuando decimos que no habrá perdón y lastimamos y sembramos la culpa y la duda en el prójimo. Cuando somos egoístas con nuestra Fe.
Todos estamos llamados y debemos acercas a los demás no solo con obras si no con palabras, dando testimonio. Estamos llamados a acompañar la vida de nuestros hermanos con Cristo para cercarlo y no para alejarlo.
Esto aplica en el trabajo, en la familia y en todos lados, solo debemos tenerlo presente para no caer en esos errores a demás de alejar a los demás de Dios también nos alejan a nosotros.
Oración
Señor de todo amor,
Cuando salgo por la puerta, muéstrame a mi prójimo.
Mientras leo las noticias, muéstrame a mi prójimo.
Mientras rezo, muéstrame a mi prójimo.
A mi izquierda, a mi derecha,
tal vez recurriendo a mí en este momento,
muéstrame a mi prójimo.
Donde mis ojos han visto antes y luego se apartan,
muéstrame a mi prójimo.
Donde mis oídos han escuchado gritos que he ignorado,
muéstrame a mi prójimo.
A medida que comparten una historia que es diferente de mi historia,
ayúdame a escuchar como si fuera mía.
Muéstrame a mi prójimo.
Y luego déjame amarlos
en su alegría y en su angustia,
de modo que su deleite sea mío
y su dolor sea mío también.
Amén
Contemplación
¿Cómo es mi actitud hacia los demás? ¿Ayudo a los demás a acercarse a Dios o bien los juzgo y los alejo?
Cuando damos servicio, algo común es olvidarnos de nuestra familia; ¿cómo acerco a mi familia y a los más cercanos a mí a esta unidad con Dios?
Acción
Hacer un análisis personal de mis actitudes y de reconocer aquellos momentos donde soy egoísta y muestro a Dios de una forma que no es.