Lectio Divina por Waldo Brea de República Dominicana
Invocación del Espíritu Santo.
Ven Espíritu Santo, Espíritu de Amor.
Dame inteligencia para comprender tu palabra,
disposición y perseverancia para ponerla en práctica,
y valentía para dar testimonio de tu amor con mis obras.
Espíritu Santo, guíame al tomar decisiones.
Permíteme conocer y cumplir tu voluntad.
Amén.
Lectura: Mateo 13,54-58
En aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga.
La gente decía admirada.
«De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».
Y se escandalizaban a causa de él.
Jesús les dijo:
«Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».
Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.
¿Qué dice el texto?
Jesús predica en la sinagoga de su pueblo después de haber recorrido y visitado numerosas villas anunciando la buena noticia del reino de Dios. A diferencia de la acogida que se había convertido en normal en los lugares donde llegaba Jesús, en su pueblo lo que recibe son críticas y cuestionamientos de quienes deberían haberle conocido mejor, pues lo vieron crecer.
Jesús no insiste. Tampoco realiza milagros que pudiesen cambiar la opinión de sus vecinos. Simplemente sigue adelante con su ministerio.
Meditación.
¿Qué me dice el texto?
Que hasta Jesús, tuvo que lidiar con el reto de ganarse la confianza y el respeto de los más cercanos, sus amigos del barrio y hermanos de comunidad. Estar cerca no necesariamente implica conocimiento, ni confianza entre unos y otros. La proximidad nos ciega. No nos deja ver o conocer plenamente al prójimo y nos predispone.
Le pasa al sacerdote, al médico, al abogado. Dicen que «En casa de herrero, asador de palo». Sin embargo, Jesús no deja que esto le distraiga. Sigue adelante enfocado en cumplir su ministerio.
Oración.
¿Que le digo a Dios?
Señor tu me conoces en lo mas íntimo y aún así confías en mí.
Me invitas a ser parte de la construcción de tu Reino a pesar de mis defectos y pecados.
Gracias Señor, Gracias!
Fortalece mi fe. Que aprenda a confiar en tí.
Enséñame a confiar más en mí y en mi projimo.
Dame inteligencia y valor para dar el testimonio que pueda ayudar a otros a confiar en tí.
Dame la vista aguda que mira toda la realidad, y no solo una parte.
Ayúdame a reconocer tu presencia reflejada en los demás.
Amén
Contemplación.
Canta junto a ALFAREROS: «Y si eso hicieron contigo, qué no harán conmigo…»
Acción.
Examina tu conciencia.
Identifica las veces en que has prejuzgado, rechazado la ayuda o la opinión de otro por «excesiva confianza».
Identifica las veces en que el rechazo de los más cercanos a tí, te ha paralizado o desmotivado.
¿Cómo lo puedes enmendar?