Lectio Divina por Raúl González de Panamá
Martes XV Semana Tiempo Ordinario Ciclo B
Invocación al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo,
infunde tu gracia sobre mí para que pueda atender tu Palabra y hacer tu voluntad.
Amén.
Lectura del santo Evangelio según Mateo 11, 20-24
Entonces se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti.»
Lectura – ¿Qué dice el texto?
La lectura de hoy nos relata que Jesús se puso a maldecir las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros porque no se habían convertido.
Jesús se la había pasado por esos lugares predicando y anunciando la buena nueva pero solo había cosechado incredulidad, juicios y rechazo. De ahí que surge la comparación con aquellas ciudades insignes símbolos del paganismo y pecado del Antiguo Testamento que fueron castigadas y malditas por sus malas acciones.
Meditación – ¿Qué me dice el texto?
Jesús realiza su misión es un espacio muy reducido de ciudades alrededor del mar de Galilea. No acogieron su mensaje porque no abrieron su corazón y se cerraron a sus creencias, a sus costumbres, en vez de cambiar de vidas. Eran incapaces de reconocer los milagros que se habían hecho en ellas.
Me pregunto: ¿Estoy atento a la Palabra de Jesús? ¿Acojo su voluntad, o actúo según mi parecer ignorando su Palabra? ¿Cuáles son las convicciones arraigadas que me impiden dar los pasos hacia la conversión que quiere Jesús en mi vida?
Oración – ¿Qué le digo al Señor?
Gracias Señor Jesús por tu Palabra, por tu gracia que renuevas cada día en mi vida.
Te agradezco por todo lo que me has dado y te bendigo por ser un Dios tan bueno y misericordioso, por ser mi auxilio y mi consuelo cada día.
Quiero estar atento a tu Palabra, hacer tu voluntad.
Te abro mi corazón; me despojo de mis ideas y falsas convicciones que me alejan de ti.
Ayúdame a reconocerte en cada día de mi vida.
No te alejes de mí.
Amén.
Contemplación – ¿Cómo lo interiorizo?
“Si se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras (en mí), tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido”
Hago un recuento de todas las gracias que he recibido de parte de Dios y contemplo preguntándome a mi mismo: ¿Qué más tiene que hacer Dios para yo ser agradecido, caminar junto a Él, abrirme a su gracia?
Acción – ¿A qué me comprometo?
Identifico tres cosas que podría hacer desde hoy para volver a Dios. Ejemplo:
1. Retomar la lectura orante de la Palabra de Dios; 2. Acercarme a los Sacramentos (confesión, Eucaristía); 3. Establecer buenas relaciones con mis seres queridos, aceptando a los otros sin querer cambiarlos, y mirar con la mirada de Dios.