Evangelio del día – Lectio Divina Marcos 10, 46-52

Lectio Divina por Joan Miguel López de República Dominicana

Jueves VIII Semana Tiempo Ordinario Ciclo B

▫️INVOCACIÓN: 

Dios nuestro, fuente de vida:

Tú estás muy cerca de nosotros 

en nuestras penas y alegrías.

Danos ojos de fe y de amor para ver

la misión que nos has encomendado en la vida;

y danos la gracia y el valor para llevarla a cabo.

Danos también una visión clara 

para ver las necesidades de nuestros hermanos 

que claman a voz en grito su miseria 

o la sufren en silencio, para que sepamos llevarles tu compasión sanadora

y conducirlos eficazmente a ti, Padre de todos.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

🔹LECTURA: ¿Qué dice el texto? 

Evangelio según San Marcos (10,46-52):

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. 

Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» 

Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»

Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.» 

Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» 

Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.

Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?» 

El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»

Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» 

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Palabra del Señor

🔺MEDITACIÓN: ¿Qué nos dice Dios en el texto?

San Marcos, nos relata la curación del ciego Bartimeo. Al borde del camino le dice a Jesús que pasa: “Hijo de David, ten compasión de mí”. Jesús no pasa de largo sino que le libra de su ceguera, y esté le seguía por el camino.

En el fondo todos estamos ciegos, la ventaja de Bartimeo respecto a nosotros, es que él lo sabe, es consciente de su ceguera y por eso capaz de clamar al Señor que pasa. Nosotros no somos tan conscientes de nuestra ceguera, creemos que vemos con claridad. Por eso decretamos, juzgamos, sentenciamos, definimos, fijamos, … Tal y como nos decía la Primera lectura “no vemos más que una chispa”. Sólo Dios conoce el corazón humano y el porqué de las cosas.

Jesús es la luz que todo lo ilumina. En la medida en que nos acercamos a él en esa medida podemos ver la realidad de las cosas, de la vida, de nosotros mismos, y descubrir en ella la bondad y la belleza de la obra de Dios. El es la luz que todo lo ilumina, lo llena de vida y de sentido. Por eso cuando Jesús abre nuestros ojos no podemos sino seguirle por el camino, porque hemos descubierto la luz, “¿quién se saciará de contemplar su hermosura?”

▫️ORACIÓN:  ¿Qué le digo a Dios? 

Padre nuestro amoroso:

hemos oído y visto a tu Hijo 

y le hemos reconocido al partir el pan.

Ayúdanos a ver con su luz

lo bueno y lo malo en nosotros.

Haznos entender el significado más profundo

del dolor y el sufrimiento.

Y un día muéstranos a ti mismo como tú eres,

un Dios en tres Personas:

Padre, Hijo y Espíritu Santo,

por los siglos de los siglos. Amén

🔹CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo  el mensaje de Dios?

Jesús cura a un ciego. Éste no solamente recupera su vista, sino que también comienza a percibir con fe quién es Jesús. Notemos que la muchedumbre primero intenta silenciar al ciego, pero su fe es imparable y no se la puede silenciar. 

Es imparable nuestra fe?, Somos nosotros como la muchedumbre entre nuestros hermanos? O somos persistentes como el ciego ? 

🔺ACCIÓN: ¿A qué me comprometo? 

Debemos aprender a ver las obras de Dios con ojos de fe, y a admirarlas. De esta manera participamos un poco de la visión de Dios mismo, que conoce y ve todo, incluso lo que ocurre en lo más profundo de nuestros corazones. Ver con fe es compartir la sabiduría de Dios.

 

 

 

 

 

 

 

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