Lectio Divina por Javier Cano de México – USA
Martes VIII Semana Tiempo Ordinario Ciclo B
0-INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo, amor y perdón perfecto de Dios Padre y Dios Hijo. Ven por medio de la poderosísima intercesión del Inmaculado Corazón de tu amadísima esposa la Santísima Virgen María, ven y penetra hasta lo más profundo de mi alma, mi mente y mi Espíritu. Espíritu Santo, te abro mi corazón, regálame tu sabiduría, te entrego toda mi voluntad, toma autoridad sobre mí. Amén
1- LECTURA ¿Qué dice el texto?
Del santo Evangelio según Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más – casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones -, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
2- MEDITACIÓN: ¿Qué me dice Dios en el texto?
El texto nos muestra que uno puede organizar su vida de dos formas: desde el tener, acumular y poseer bienes materiales y vivir para estas cosas, o desde los valores del Evangelio: el amor total a Dios y al prójimo practicando la solidaridad, el compartir, el poner lo que uno es y tiene al servicio de los demás. Algo claro en el Evangelio de Jesús es que la vida no se nos ha dado para hacer dinero, tener éxito o lograr un bienestar personal sino para hacernos hermanos. De ahí que el compartir lo nuestro con los necesitados es la única fuerza de crecimiento, lo único que hace avanzar decisivamente a la humanidad hacia la salvación.
Cuando una persona descubre vivencialmente que el amor total a Dios y al prójimo es lo primero y fundamental en la vida, vive la relación con las cosas de este mundo de otra forma. Percibe que la familia, con lo importante que es, no es tan decisivo como el amor de Dios descubierto. Y es capaz de “abandonarla” (es decir, ponerla en segundo lugar) como dice hoy Marcos, porque ha encontrado una perla de mayor valor que da un nuevo sentido a su vida. Percibe que la persona humana se realiza plenamente cuando vive el amor de Dios compartiendo lo suyo con los demás. Y experimenta que “el que deja casa o hermanos o hermanas, o madre o padre o hijos o tierras por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este mundo cien veces más… y la vida eterna”. No quiere decir que se “centuplique” lo dejado, sino que recibe otra riqueza mayor y más gratificante: la satisfacción humana que da el obedecer a Dios, la paz y la alegría interior, el sentirse libre de ataduras, y las bendiciones divinas “porque Dios bendice al que da con generosidad”.
Ese es el “cien veces más” del Evangelio. Así como el joven rico se entristeció al oír a Jesús que le pedía el desprendimiento de su riqueza, el que pone en práctica esa pobreza siente alegría, paz y liberación interior, porque la verdadera riqueza es cumplir las enseñanzas de Jesús. Se cumple así la palabra del mismo Señor: “Hay más alegría en dar que en recibir”.
3-ORACIÓN: ¿Qué le digo o que le decimos a Dios?
Señor concédenos tu ayuda, para verdaderamente acoger el ejemplo de Pedro de dejar todo y seguirte. Sabemos que cumplirás tus promesas con todos los que han dejado todo a causa de tu Reino y a causa del Evangelio, mientras tanto danos a nosotros el coraje para poder servirte y seguirte, por Jesucristo nuestro Señor. Amén
4-CONTEMPLACIÓN:
La frase que resonó en mi.
Pero, muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros.
5-ACCIÓN: ¿A que me comprometo?
Me comprometo a examinarme sobre la libertad en el amor. El amor a las personas, ¿Me libera o me esclaviza? A escuchar con atención cuáles son los siguientes pasos que Dios quiere que dé.