Lectio Divina por Ernesto Izquierdo de Cuba
Ejercicio de Lectio Divina del Evangelio de San Mateo 2, 13-18
[13] Cuando ellos se fueron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Prepárate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
[14] Él se preparó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto.
[15] Y estuvo allí hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: “De Egipto llamé a mi hijo.”
[16] Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y mandó a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, menores de dos años, según el tiempo que había precisado por los magos.
[17] Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
[18] “Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.”
Invocación al Espíritu Santo:
Espíritu Santo ven y derrama tus dones para entender desde el amor lo que el Padre nos quiere revelar. Serena nuestras almas para que proclamemos la Buena Nueva en alabanzas.
Amén.
Lectura: ¿Qué dice el texto?
– En el Evangelio se relata la matanza de los niños inocentes como el cumplimiento de una profecía. Muestra como siendo Jesús un niño, ya era signo de contradicción. Los Magos vinieron de lejos a rendirle homenaje, reconociendo en él al Rey de los Judíos, pero Herodes lo único que supo ver fue a su reino amenazado. La dimensión profética de la vida de Jesús estuvo ahí desde ese mismo comienzo. Un reino con otra lógica, de otra clase.
– Este relato tiene un paralelo, que es un precedente, en la infancia de Moisés contada por las tradiciones rabínicas: después de haber sido anunciado, por visiones o magos, el nacimiento del niño, el Faraón ordena matar a los niños recién nacidos.
– En el sentido primero de este texto, los hombres a quienes llora Raquel, su abuela, son los de Efraín, Manasés y Benjamín, muertos o deportados por los asirios. La aplicación que hace el Evangelista ha podido sugerirla una traición que situaba la tumba de Raquel en territorio de Belén, Gn 35, 19.
– También podemos ver en este relato el primer conflicto entre el cristianismo y un Estado político.
Meditación:
Tú nos proteges y anuncias el peligro cuando sobrepasa nuestras fuerzas humanas… Pero sobre todo nos dices que estemos preparados y en salida, que tomemos a tu hijo y a su madre como símbolo de tu amor, pues ellos son la partida de cómo vivir en ti desde tu creación.
¿Cuántas personas, han perdido la vida por ti, Señor de vivos y no de muertos?, ¿cuántos han sido llevados a un calvario injusto para calmar la ira y el ego de alguien soberbio que, en nombre de falsos ideales ha sacrificado inocentes? Tu amor Señor, ha tenido que llegar con sangre. También tu amor Señor, ha tenido que pagar el orgullo de los hombres; la necedad de aquellos que se resisten a una lógica diferente a la que ofrece este mundo, a lo “convencionalmente” establecido.
Cuando meditaba y contemplaba este Evangelio, a mi mente venía no solo aquella imagen triste de esos niños muertos, para que viviera el Mesías, y el llanto de esas familias. También analizaba las palabras del Ángel del Señor, aquellos verbos en indicativo: “prepárate, toma, huye, estáte”. El Padre quiere que siempre tengamos una fe en salida, preparados y dispuestos en medio de cualquier realidad y circunstancia. Que tomemos a su hijo y a su madre como referente de lo que implica seguir su llamado. Por otra parte, caía en la cuenta de tantos miles de cristianos que se dieron al martirio por anunciar el Amor del Señor.
Pensaba en aquellas causas justas que promulgan el bien del ser humano, pensaba en aquellos que por pensar diferente han sido excluidos, maltratados por el solo hecho de amar desde una lógica, no alejada a la del Mesías y asistir a ese amor desde la libertad.
Al sentir a esos niños, también miraba a nuestra Iglesia, perseguida en miles de fronteras humanas por el simple hecho de promulgar la dignidad del hombre.
Oración:
Mi Señor, llegue a ti el llanto del inocente, la angustia del afligido por causas nobles, el dolor del incomprendido. Que no pasemos desapercibidos a tu mirada consoladora y misericordiosa. Revélate Padre para que nuestros sentidos escuchen tus señales de alerta. Queremos siempre estar preparados y en salida a donde nos guíe tu amor.
Amén.
Contemplación:
“Prepárate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estáte allí hasta que yo te diga.” (Mt 2, 13)
“Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen” (Mt 2, 18)
Acción:
Señor quiero ser constructor de puentes allí donde la Iglesia es perseguida, donde no se entiende la lógica de la libertad de tu amor. Daré lo mejor de mí para establecer diálogos desde el testimonio de mi prédica y estaré dispuesto y en salida hacia donde me invites a ir.