Lectio Divina por Francisco Pérez Costa Rica
1-Invocación al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu Creador
y renueva la faz de la tierra.
Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo;
haznos dóciles a sus inspiraciones
para gustar siempre el bien
y gozar de su consuelo.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
2-Lectura (¿Qué dice el texto?)
Lectura del santo evangelio según san Juan 8, 31-42:
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Le replicaron:
«Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».
Ellos replicaron:
«Nuestro padre es Abrahán».
Jesús les dijo:
«Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre».
Le replicaron:
«Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios».
Jesús les contestó:
«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió».
Palabra del Señor
2-Meditación (¿Qué nos dice el texto?)
La libertad nace de la fidelidad a la palabra de Jesús. Ser discípulo de Jesús es lo mismo que abrirse a Dios. Las palabras de Jesús son en realidad palabra de Dios. Comunican la verdad, porque dan a conocer las cosas como son a los ojos de Dios y no a los ojos de los fariseos.
Jesús es el hijo y vive en la casa del Padre. El esclavo no vive en la casa del Padre. Vivir fuera de la casa, fuera de Dios quiere decir vivir en el pecado.
El Papa Francisco nos dice: “Nuestro padre Abraham ha sido capaz de ser feliz porque tenía fe: se ha hecho justo en la fe. Estos habían perdido la fe. ¡Eran doctores de la ley, pero sin fe! Y aún más: ¡habían perdido la ley! Porque el centro de la ley es el amor, el amor por Dios y por el prójimo. […]
Esta es la vida sin fe en Dios, sin confianza en Dios, sin esperanza en Dios. Y su corazón estaba petrificado. De este modo es triste ser creyente, sin alegría, y no hay alegría cuando no hay fe, cuando no hay esperanza, cuando no hay ley, sino solamente las prescripciones, la doctrina fría.
La alegría de la fe, la alegría del Evangelio es el criterio de la fe de una persona. Sin alegría esta persona no es un verdadero creyente.”.
3-Oración (¿Qué le digo a Dios?)
Amado Señor, te entrego mi vida, todo lo que soy. Has que cada día tenga menos de mí y mucho más de Ti. Ayúdame a ser consciente de mi pecado y líbrame de caer en él de forma constante. Amén.
4-Contemplación (¿Cómo interiorizo el mensaje?)
El tiempo de cuaresma es especial para analizar qué debe morir en mí para que tenga una verdadera Pascua. Analicemos a luz del texto qué es aquello que soy consciente que debo cambiar para estar más cerca del Señor.
5-Acción (¿A qué me comprometo?)
Tras hacer el examen de consciencia y determinar aquello que debemos cambiar, propongámonos fielmente no cometer ese pecado durante este día y volver de esto una práctica diaria.