Lectio Divina por Franklin Conil De Venezuela
Conmemoración de todos los fieles difuntos.
Invocación al Espíritu Santo
Ven en nuestra ayuda Santo Espíritu de Dios, ven en nuestro auxilio Señor y dador de vida, ven sobre nosotros esposo de María, ven en nuestra ayuda Santo Espíritu de Dios. Amén
Evangelio según San Mateo 25, 31-46
Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver’.
Los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’.
Y el Rey les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’.
Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’.
Estos, a su vez, le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?’.
Y él les responderá: ‘Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo’. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna».
Lectura: ¿Qué dice el texto?
Nos encontramos en el capítulo 25 del evangelio según San Mateo. Jesús se encuentra en Jerusalén próximo a entrar en su pascua y en este contexto pronuncia su discurso escatológico.
De este discurso el capítulo 25 de Mateo recoge tres parábolas que son: la parábola de las diez vírgenes, la parábola de los talentos y la parábola del juicio final que es el pasaje que leemos hoy.
Por ser una parábola debemos prestar atención a las imágenes: Se trata de un rey revestido de majestad que se sienta en su trono para juzgar. Es un soberano que tiene rasgos de pastor pues al momento de juzgar separa a sus súbditos como un pastor separa a las ovejas de la cabras.
Con respecto a estos dos grupos, los cuales son colocados uno a la izquierda y el otro a la derecha, sería importante resaltar como elemento diferenciador la necedad de la cabra y la docilidad de la oveja.
Por medio de esta comparación el Señor pretende enseñarnos lo que a la final importa ante Dios: El amor manifiesto al necesitado vivido por amor a Dios. Amar al necesitado es amar al mismo Dios.
Meditación: ¿Qué nos dice Dios en el texto?
«Cuando el hijo del hombre venga…»
Aunque este texto hace referencia a la venida del Señor al final de los tiempos es importante tener en cuenta que Él viene y está presente siempre en cada persona necesitada.
No se muestra glorioso como lo estará el el momento de su regreso definitivo, sino que está escondido y velado tras la debilidad e indigencia del enfermo, del forastero, del hambriento, del sediento, del desnudo y del encarcelado.
Este es el rostro sufriente de Cristo, como escribiera San Juan Pablo II en la Novo Milienio Ineunte.
¿Somos capaces de ver en el necesitado a Dios mismo camuflajeado tras apariencias de miseria y dolor?
«…conmigo lo hicieron»
Qué bueno que este texto nos indica cuál ha de ser para el cristiano la inspiración de la práctica de la misericordia. Tener un gesto de caridad con el necesitado es tenerlo con el mismo Dios. En la misericordia el amor a Dios y el amor al prójimo a se funden en uno solo. Por eso es importante que nos preguntemos:
Cuando hacemos una obra de misericordia: ¿Cuáles son nuestras motivaciones? ¿Nos mueve el amor a Dios o la filantropía?
La película Coco de Disney nos ayuda a entender este Evangelio pues precisamente toda la trama transcurre durante el día de los muertos. Uno de los mensajes del film que se asemeja al de la parábola del Juicio final es: Sólo te recordarán por lo que hayas hecho en vida. Tú permanencia en la otra vida sólo es garantizada por tus buenas obras hechas durante tu vida terrenal.
Del mismo modo el Señor Jesús, justo juez, no olvidará el bien hecho a los más necesitados pues cada vez que lo hiciste con uno estos más humildes, conmigo lo hiciste. Eso nos asegura la vida eterna.
Oración: ¿Qué le decimos a Dios?
Oración para aprender a amar de la Madre Teresa de Calcuta
Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida,
Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua,
Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo,
Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro,
Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos,
Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien,
Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión,
Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender,
Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.
Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos,
Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.
Contemplación: Gustamos la presencia de Dios.
«Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo».
Acción: ¿Qué nos mueve a vivir el texto?
Les invito a que cada uno de nuestros viva hoy una obra de misericordia, bien sea corporal o espiritual. De este modo estaremos poniendo en práctica el consejo del santo padre Francisco: «Si cada uno de nosotros, cada día, hace una de estas (obras de misericordia), esto será una revolución en el mundo…»