Lectio Divina por Eduardo Pineda de Guatemala
Invocación al Espíritu Santo
Te invito a reflexionar la Lectio Divina de este día, iniciando con la Invocación al Espíritu Santo, pidiéndole al Señor que abra tu mente y tu corazón, pero también aprovechar para colocar a su misericordia tus actividades de este día y tras cada petición digas:
“Envía Señor tu Espíritu y todas las cosas serán creadas y se renovará la faz de la tierra”.
1) Lectura ¿Qué dice el texto? Lucas 12, 13-21:
En aquel tiempo uno de la gente le dijo:
—Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo.
Él le respondió:
—Hombre, ¿quién me ha hecho juez y repartidor entre vosotros?
Y prosiguió:
—Guardaos bien de toda avaricia; que, aunque uno esté en la abundancia, no tiene asegurada la vida con sus riquezas.
Y les dijo una parábola:
—Las fincas de un hombre rico dieron una gran cosecha. Y él pensó: “¿Qué haré, pues no tengo donde almacenar mis cosechas?” Y se dijo: “Destruiré mis graneros, los ampliaré y meteré en ellos todas mis cosechas y mis bienes. Luego me diré: ‘Tienes muchos bienes almacenados para largos años; descansa, come, bebe y pásalo bien.’”
»Pero Dios le dijo: “¡Insensato, esta misma noche morirás!; ¿para quién será lo que has acaparado?”
»Así sucederá al que amontona riquezas para sí y no es rico a los ojos de Dios.
+Palabra de Dios
Lucas no está diciendo que la situación ideal es la miseria, el hambre, la desnudez, la falta de techo donde vivir. Ciertamente, el dinero y los bienes materiales son necesarios para vivir con dignidad. Pero los bienes provocan, siempre, la tentación de la falsa seguridad la de no necesitar nada más, la de poner todo el corazón en la búsqueda de dinero.
En todos estos casos, el problema está en el corazón humano, en lo que desea por encima de todo y en sus prioridades, que se convierten en opciones de vida.
2) Meditación… ¿Qué te dice el texto?
El Santo Padre pidió a la Iglesia que este año se celebrara el mes extraordinario de la Misión, y hoy nos interpela sobre nuestros bienes materiales y las necesidades también de los otros, (materiales, espirituales, humanos) por ello, es importante recordar la actividad Misionera de la Iglesia, de anunciar al buena nueva a todos los pueblos también a aquellos que nunca han oído hablar de Jesús, para ello meditemos en estas preguntas:
¿Cuáles son mis tesoros?,
¿dónde pongo yo la mirada, la confianza, el deseo, el trabajo?, ¿soy yo el que usa los bienes materiales, o bien son ellos los que me esclavizan?
Y después de tener claras las preguntas anteriores, podemos preguntarnos:
¿Qué significa para mí «ser rico ante Dios»?
¿En qué se nota en mi vida que busco las «riquezas ante Dios»?
¿Qué le pides al Señor en tu oración?
3) Oración: ¿Qué le respondes tú?
Haz tu oración personal, de lo que le Evangelio de hoy y tu interpelación te pide.
4) Contemplación ¿Cómo interiorizas el texto de hoy?
Para contemplar el texto en tu vida, que tal si repites este versículo:
Así sucederá al que amontona riquezas para sí y no es rico a los ojos de Dios.
5) Acción ¿a que te comprometes?
Para que la Palabra de Dios actúe en tu vida, te invito a que hagas un listado de acciones sencillas pero realizables para estar dispuesto a dejar todo aquello que te distrae, en el seguimiento a Jesús.
Desde Guatemala, un abrazo fraternal a cada uno, que el Señor les bendiga y esté con ustedes siempre.