Lectio Divina por Padre Alejandro Gómez Grajales de Colombia
Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Santo,
que abriste los oídos a los profetas
para recibir tus mensajes,
abre nuestra escucha
para comprender y aplicar
lo que hoy nos quieres decir.
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (23,23-26)
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: « ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.»
Palabra del Señor
Lectura: ¿Qué dice el texto?
Jesucristo está denunciando una práctica religiosa superficial, basada más en el cumplimiento de normas externas y no en la transformación interior como base del cumplimiento. Hace una clara denuncia de un corazón lleno de malas actitudes y malos deseos, lleno de pecado, pero es una denuncia que invita a la purificación, no es sólo un reproche, es un llamado a despertar la conciencia.
Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Examina tu corazón, examina tus actitudes, ¿En qué consiste actualmente tu práctica de fe?, ¿Hasta qué punto tus prácticas van realmente acompañadas de un corazón sensible a la conversión? Siendo sincero contigo mismo, cuál es el pecado que tal vez escondes y te cuesta hacer frente. Date cuenta que el Señor te conoce y te está llamando a iniciar el cambio de adentro hacia afuera.
Oración: ¿Qué le respondo a Dios?
Señor, tú me sondeas y me conoces,
Señor, dame tu fuerza para hacer frente a mis pecados.
Tú mismo, Señor, transfórmame.
Tú mismo, Señor, haz una nueva creatura en mí.
Purifícame, sáname, renuévame, hazme renacer.
Bendito eres Señor.
Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?
Te invito a que te sientes un momento con los ojos cerrados.
Que te imagines a ti mismo como una vasija.
Observa cómo el Señor te va limpiando y purificando interiormente.
Acción: ¿A qué me comprometo?
En la próxima Eucaristía que celebre prestaré más atención a mi corazón para que la liturgia vaya acompañada de sentimientos sinceros.