Lectio Divina por P. Alejandro Gómez de Colombia
Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Divino, Tú que mueves los corazones a la conversión, ven a nosotros, abre nuestros oídos y nuestro entendimiento para que Tu Palabra deje deseos de una vida nueva. Amén.
Del Evangelio según San Mateo 5, 20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»
Palabra del Señor.
Lectura: ¿Qué dice el texto?
El Evangelio no es una amenaza sino una provocación a querer ser mejores que los escribas, a ir a un nivel más profundo en el cumplimiento de los mandamientos y de la voluntad divina. Y por otro lado (muy unido a la primera lectura) a ser muy conscientes de las consecuencias que se encontrarán por el no cumplimiento de lo que pide Dios. Finalmente hay otro aspecto interesante del evangelio y es la atención puesta a los detalles, es decir, no se trata sólo del pecado grande, del pecado grave, se trata de ser mucho más cuidadosos con las relaciones, con lo que se piensa, se dice, se hace y se omite.
Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
¿Cómo vas en tu camino cuaresmal? ¿Qué tan consciente eres de tus pequeños pecados? Déjate tentar por esta palabra a querer ser mejor, a salir de tu zona de confort, a realmente desear ser santo y trabajar por ello. Estás viviendo una época de misericordia, estás a tiempo de corregir muchas cosas, Dios quiere que vivas y seas feliz sin sufrir las consecuencias de tu pecado, pero necesita de tu arrepentimiento, de tu corrección de vida. La Palabra te invita a examinarte, y a examinarte hasta en lo pequeño.
Oración: ¿Qué le respondo a Dios?
Señor, tú me conoces, no llevas cuenta de los delitos, pues buscas que viva y que sea feliz. Dame una conciencia despierta capaz de reconocer hasta mis faltas más pequeñas, concédeme tener buenas relaciones y presentarme a diario en tu presencia con una conciencia tranquila.
Gracias Señor porque sé que siempre me escuchas, sé que has tomado en serio mis palabras, ahora puedo confiar en tu auxilio y me dedicaré a examinarme y a reconciliarme con mi prójimo.
Amén.
Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?
“Si no sois mejores… no entraréis al reino de los cielos.”
Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
A examinarme.
A reconciliarme.
A presentar como ofrenda en la eucaristía mi conciencia tranquila.