Evangelio del día – Lectio Divinas Lucas 5, 12-16

Lectio Divina por Joan Miguel López de Republica Dominicana

0) INVOCACIÓN 
Espíritu Santo: tú que has anunciado al mundo, por medio de la estrella, el nacimiento del Salvador, manifiéstanos siempre este misterio y haz que cada día avancemos en su contemplación. Por nuestro Señor. Amén.

1)LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Del santo Evangelio según Lucas 5, 12-16

Estando en una ciudad, se presentó un hombre cubierto de lepra que, al ver a Jesús, se echó rostro en tierra y le rogó diciendo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme.» Él extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al instante le desapareció la lepra. Le ordenó que no se lo dijera a nadie. Y añadió: «Vete, preséntate al sacerdote y haz la ofrenda por tu purificación como prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio.»
Su fama se extendía cada vez más y una numerosa multitud afluía para oírle y ser curados de sus enfermedades. Pero él se retiraba a los lugares solitarios, donde oraba.
Palabra del Señor.

2) MEDITACIÓN: ¿Qué me dice a mí el texto?

• Un leproso llega cerca de Jesús. Era un excluido. Debía vivir alejado de los demás. ¡Quien lo tocara quedaría impuro! Pero aquel leproso tenía mucho valor. Transgredió las normas de la religión para poder llegar cerca de Jesús. Dice: Señor si quieres, puedes limpiarme. O sea: “¡No necesitas tocarme! ¡Basta con que el Señor quiera para que yo quede sano!” La frase revela dos enfermedades: 1) la enfermedad de la lepra que vuelve a alguien impuro; 2) la enfermedad de la soledad a la que estaba condenado por la sociedad y por la religión. Revela también una gran fe del hombre en el poder de Jesús. Profundamente compadecido, Jesús cura las dos enfermedades. Primero, para curar la soledad, toca al leproso. Es como si dijera: “Para mí, tú no eres un excluido. ¡Yo te acojo como hermano¡” Luego, cura la lepra diciendo: ¡Lo quiero¡ ¡Queda limpio!

• Para poder entrar en contacto con Jesús, el leproso había transgredido las normas de la ley. Asimismo, para poder ayudar a aquel excluido y revelarle así un nuevo rostro de Dios, Jesús no sigue las normas de su religión y toca al leproso. En aquel tiempo, quien tocaba a un leproso era considerado impuro por las autoridades religiosas y por la ley de la época.

• Jesús no sólo cura, sino que además quiere que la persona curada pueda convivir. Reintegra a la persona en la convivencia. En aquel tiempo, para que un leproso fuera acogido de nuevo en la comunidad, necesitaba de un certificado de curación de parte de un sacerdote. Es como hoy. El enfermo sale del hospital sólo con un documento firmado por el médico de la planta. Jesús obliga al leproso curado a que busque un documento, para que pueda convivir con normalidad. Obliga a las autoridades a que reconozcan que el hombre ha sido curado. • Jesús prohibió al leproso que hablara de la curación. El evangelio de Marcos informa que esta prohibición no fue respetada. El leproso, en cuanto salió, empezó a hablar y a contar detalladamente todo el asunto. Resultó que Jesús ya no podía entrar públicamente en el pueblo; tenía que andar por las afueras, en lugares apartados (Mc 1,45). ¿Por qué? Porque Jesús había tocado al leproso. Por esto, según la opinión de la religión de aquel tiempo, ahora Él mismo era un impuro y tenía que vivir apartado de todos. No podía entrar en las ciudades. Y Marcos manifiesta que al pueblo poco le importaban estas normas oficiales, pues de todas parte llegaban a donde Él estaba (Mc 1,45). ¡Subversión total!

• El doble mensaje que Lucas y Marcos dan a las comunidades de su tiempo y a todos nosotros es éste: 1) anunciar la Buena Nueva es dar testimonio de la experiencia concreta que se tiene de Jesús. El leproso, ¿qué anuncia? Cuenta a los demás el bien que Jesús le ha hecho. ¡Sólo esto! ¡Todo esto! Y este testimonio lleva a los demás a aceptar la Buena Nueva de Dios que Jesús nos trajo. 2) Para llevar la Buena Nueva de Dios a la gente, no hay que tener miedo de transgredir las normas religiosas que son contrarias al proyecto de Dios y que dificultan la comunicación, el diálogo y la vivencia del amor. Aunque esto conlleve dificultades para la gente, como lo fue para Jesús.

Para la reflexión personal

• Para ayudar al prójimo, Jesús transgredió la ley de la pureza. ¿Existen hoy leyes en la iglesia que dificultan o impiden la práctica del amor hacia el prójimo?
• Para poder ser curado el leproso tiene valor ante la opinión pública de su tiempo. ¿Y yo?

3) ORACIÓN: ¿Qué le respondo a Dios?

¡Celebra a Yahvé, Jerusalén,
alaba a tu Dios, Sión!,
que refuerza los cerrojos de tus puertas
y bendice en tu interior a tus hijos. (Sal 147,12-13)

4) CONTEMPLACION: como interiorizar o interiorizamos la palabra de Dios 

•«Señor, si quieres puedes limpiarme.»
•«Quiero, queda limpio.»
•«Ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés para que les conste.» Lucas (5,12-16)

5)ACCIÓN: A qué me comprometo?

Sabemos que lo que leemos en el Evangelio no ha sido recogido para leerlo y ya. Se trata de pasar a la acción (Iglesia en salida, en palabras del Papa Francisco). Se trata de acercarnos a los leprosos de nuestro tiempo. Hay muchos enfermos, víctimas de la violencia y de la guerra, personas mayores, solitarios… Jesús quiere curarlos a través de nuestra acción.

Por cierto, como Jesús, que no se nos olvide orar, para poder hacer esto. Sin oración, no hay nada que hacer.

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