Lectio Divina por Saulo Ruíz de El Salvador
INVOCACIÓN
Ven, Señor, manda tu Santo Espíritu. Abre nuestro entendimiento para que podamos también reconocerte en la fracción del pan, ven en ayuda de las familias, para que siempre sintamos tu presencia, y que a través de la fe podamos tener parte en la herencia eterna del resucitado. Tu que vives y reinas, Amén!
LECTURA
Del Evangelio según san Juan 6, 35-40
Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. Todo lo que me dé el Padre vendrá a mí, y al que venga a mí no lo echaré fuera; porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la Voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es la Voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.»
Palabra del Señor….
¿Qué dice el texto…?
El que venga a mí no tendrá hambre
El que venga a mí no lo echaré fuera
He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino La Voluntad del que me ha enviado.
Que lo resucite el último día.
Todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna
Que yo le resucite el último día
MEDITACIÓN
¿Qué me dice el texto…?
Es necesario reconocer la afirmación importante del Resucitado, “Yo soy el pan de vida”, entusiasmados con la perspectiva de tener el pan del cielo del que hablaba Jesús, la gente pide: «Señor, danos siempre de este pan» Pensaban que Jesús esteba hablando de un pan especial. Por esto de forma interesada piden: “¡Danos siempre de este pan!”, este pedido de la gente recuerda la conversación de Jesús con la Samaritana. Jesús había dicho que ella podría tener dentro de sí la fuente de agua que brota para la vida eterna, y ella de forma interesada pide: «¡Señor dame de esta agua!» (Jn 4,15). La Samaritana no percibe que Jesús no está hablando de agua material. Asimismo, la gente no se da cuenta de que Jesús no está hablando del pan material. Por eso, Jesús responde bien claramente: «¡Yo soy el pan de vida! El que venga a mí no tendrá hambre y el que venga a mí no tendrá nunca sed”. Comer el pan del cielo es lo mismo que creer en Jesús. Es creer que Él vino del cielo como revelación del Padre. Es aceptar el camino que Él enseñó. Pero la gente, a pesar de estar viendo a Jesús, no cree en Él. Jesús percibe la falta de fe y dice: “Me habéis visto y no creéis”.
«Mi alimento es hacer la voluntad del Padre que está en los cielos» (Jn 4,34). Aquí, en la conversación con la gente sobre el pan del cielo, Jesús se refiere al mismo asunto: “Porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino La Voluntad del que me ha enviado. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de lo que Él me ha dado, sino que lo resucite el último día. Porque esta es La Voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día.” Este es el alimento que el pueblo debe buscar: hacer la voluntad del Padre del cielo. Es éste el pan que sustenta la vida de las personas y les da rumbo. Aquí comienza la vida eterna, vida que es más fuerte que la muerte. Si estuviésemos verdaderamente dispuestos a hacer la Voluntad del Padre, no tendríamos dificultad en reconocer al Padre presente en Jesús.
ORACIÓN
• ¿A qué me llama Jesús…?
• ¿Dónde debemos buscarlo…?
• ¿El encuentro del pan debe ser material o espiritual…?
• ¿Qué voy a conseguir si lo reconozco como Hijo de Dios resucitado?
CONTEMPLACIÓN
“Yo soy el pan de vida.”
ACCIÓN
¿A que me comprometo con mis hermanos en este periodo de pascua…?
Deja tu comentario…y haz vida la Palabra de Dios…amén.
– Camina con nosotros señor y que jamás podamos perder nuestro caminar.
Desde la tierra de San Romero, El Salvador, fuerte abrazo en la distancia, su amigo y hermano Saulo Ruiz.