Evangelio del día – Lectio Divina Juan 8, 31-42

Lectio Divina por Marlon Vaca de Ecuador

Hola Cristonautas, les invito juntos a realizar el ejercicio de Lectio Divina del día de hoy

Invocación
Ven precioso Espíritu Santo en este momento a mi corazón y ayúdame a entender toda Palabra que me quieres regalar. Sin ti no puedo hacerlo y en este momento es indispensable que seas Tú primero conmigo, por favor dame un corazón, mente y oídos sedientos de ti. Amén.
1. Lectura
Evangelio según San Juan 8:31-42
Jesús les dijo a los judíos que habían creído en él:
—Si ustedes se mantienen fieles a mi Palabra, serán de veras mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
Ellos le contestaron:
—Nosotros somos descendientes de Abraham, y nunca hemos sido esclavos de nadie; ¿Cómo dices tú que seremos libres?
Jesús les dijo:
—Les aseguro que todos los que pecan son esclavos del pecado. Un esclavo no pertenece para siempre a la familia; pero un hijo sí pertenece para siempre a la familia. Así que, si el Hijo los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres. Ya sé que ustedes son descendientes de Abraham; pero quieren matarme porque no aceptan mi palabra. Yo hablo de lo que el Padre me ha mostrado; así también ustedes, hagan lo que del Padre han escuchado.
Ellos le dijeron:
—¡Nuestro padre es Abraham!
Pero Jesús les contestó:
—Si ustedes fueran de veras hijos de Abraham, harían lo que él hizo. Sin embargo, aunque les he dicho la verdad que Dios me ha enseñado, ustedes quieren matarme. ¡Abraham nunca hizo nada así! Ustedes hacen lo mismo que hace su padre.
Ellos le dijeron:
—¡Nosotros no somos hijos bastardos; tenemos un solo Padre, que es Dios!
Jesús les contestó:
—Si de veras Dios fuera su padre, ustedes me amarían, porque yo vengo de Dios y aquí estoy. No he venido por mi propia cuenta, sino que Dios me ha enviado.
Palabra del Señor.

¿Qué dice el texto?
Empieza el texto diciendo “les dijo a los judíos que habían creído en él”, es decir que estamos hablando de aquellos que de una u otra forma habían sentido que Jesús es el hijo de Dios. Hablaba a personas que ya conocía parte de la buena nueva. Y continúa con la clave para que ellos sigan de verdad el camino: “si ustedes se mantienen fieles a mi palabra”. Jesús hablaba a personas que ya habían abrazado la fe, como cuando nosotros decidimos por primera vez seguirlo; sabe que cuando aceptamos que él es Hijo de Dios, todo es nuevo y necesitamos una guía, y así Jesús la da, simple: fidelidad a La Palabra, da como resultado un verdadero discipulado. Aparte añade que conocerán la verdad, la cual les hará libres.
Continúa de ahí el orgullo judío. “Nosotros somos descendientes de Abraham” “Nuestro padre es Abraham”, como si por tener en la sangre genes de Abraham fuera suficiente para ser salvo. Traducido a la actualidad, el pertenecer a una u otra congregación o grupo no es suficiente para ser salvo. Así Jesús les dice “ya sé que ustedes son descendientes de Abraham” y les aclara algo muy importante. “si el Hijo los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres”, es decir, el camino al padre es Jesús, porque solo él, que es el Hijo, es el único que puede hacerlos verdaderamente libres. De esta manera Jesús da a conocer la importancia de su papel en la vida de los seres humanos y su camino a Dios.
Dentro de este marco, también Jesús establece, que una esclavitud puede ser a veces tan imperceptible como presente, en el pecado. El pecado es la esclavitud y la atadura al mundo. La libertad no está en él. Para concluir, revela que Jesús, Hijo de Dios, ha sido enviado por el Padre mismo. Que procede de Dios, y que está en ese preciso momento ahí con ellos. En tan pequeña conversación, Jesús da a notar de varias maneras la importancia de reconocer que solo Él es camino al Padre.

2. Meditación
En base a lo anterior, preguntémonos a nosotros mismos, ¿Qué me dice a mí el texto?
Para ello, unas preguntas que nos pueden ayudar a meditarlo:
¿Nos mantenemos de verdad fieles a La Palabra?
¿Somos esclavos acaso de algo, que aún nos ata al mundo?
¿Me siento libre en el amor de Dios, con la paz en mi corazón que solo Dios puede darme o qué es lo que me atormenta en mi interior?
¿Me he dejado llevar del orgullo al ser parte de algún grupo y dejado de lado la humildad de un hijo de Dios?

3. Oración
Señor, solo Tú conoces de verdad mi corazón, conoces la verdad de mi espíritu y yo quiero que seas Tú mi verdad. Tú sabes la situación actual en mi interior, mis problemas, mis dudas, mis alegrías, mi fe, mis pecados. Deseo invitarte a lo más profundo e íntimo de mi ser, quiero compartirte todo de mí, quiero contarte lo que soy. En este día, quiero declararte que te seguiré como la primera vez que te sentí, quiero Tu Palabra viva en mí, viva de verdad, porque quiero ser libre en Tu Palabra, libre en tu amor, lo necesito, te necesito. Te amo y desde mi interior te suplico que Tu Palabra guíe mi ser. Te amo. Amén

4. Contemplación
Te invito a detenernos un momento y contemplar este versículo en el interior de nuestro corazón:
“Si ustedes se mantienen fieles a mi Palabra, serán de veras mis discípulos; conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”
5. Acción
¿Cuál es mi compromiso para mantenerme fiel a Su Palabra?
Buscaré en lo íntimo de mi e identificaré qué me mantiene esclavo aún para que con Su Palabra y su ayuda sea libre.

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