Lectio Divina por Marcos Diaz de Argentina
0. Invocación al Espíritu Santo
Ven Espíritu de Vida y danos la gracia de encontrar Vida en las Palabra de Jesús. Que podamos encarnar en nuestro diario existir las enseñanzas del Divino Maestro. Ven Soplo de Vida y revive mi corazón con tu amorosa presencia. Amén.
1. Lectura – Qué dice el texto
1 Después de esto, se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén, 2 Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos. 3 Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua. 4 Porque el Ángel del Señor descendía cada tanto a la piscina y movía el agua. El primero que entraba en la piscina, después que el agua se agitaba, quedaba curado, cualquiera fuera su mal. 5 Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. 6 Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: «¿Quieres curarte?». 7 Él respondió: «Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes». 8 Jesús le dijo: «Levántate, toma tu camilla y camina». 9 En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado, 10 y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: «Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla». 11 Él les respondió: «El que me curó me dijo: «Toma tu camilla y camina». 12 Ellos le preguntaron: «¿Quién es ese hombre que te dijo: «Toma tu camilla y camina?». 13 Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. 14 Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: «Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía». 15 El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. 16 Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.
Palabra del Señor
Vamos a considerar tres temas para comentar:
✔ El agua que no cura
Los enfermos (ciegos, paralíticos y lisiados) se agolpaban en esta piscina pues creían que al llegar al agua el primero sería curado. La situación de los enfermos en general es lamentable: ciegos, paralíticos y lisiados aparentemente están excluidos de la fiesta judía que se desarrolla principalmente en el Templo de Jerusalén, pues el segundo Libro de Samuel Cap. 5, 6 dice: “ni cojo, ni ciego entre en el templo”. Además de su enfermedad no estaban contados entre los integrantes de la comunidad que alababa a Dios en el Templo. Su situación era de desesperanza, abandono, de imposibilidad de decidir por sí mismos, dependían de otros para moverse. Para ellos ni siquiera llegar al agua que se agita es una esperanza, porque no pueden moverse. Por eso cuando Jesús le pregunta “¿Quieres curarte?” este hombre responde pensando en el agua de la piscina a la cual no puede llegar. Aún no ve que Jesús ofrece otra curación. Al igual que para la samaritana, el agua del Pozo de Jacob no era suficiente para apagar sus ansias de vida plena (Jn 4;9), para el hombre inválido las aguas de la piscina no le devolverían la salud. Es Jesús, de cuyo costado manarían manantiales de vida eterna, quien le devuelve la dignidad, la independencia y la posibilidad de decidir.
✔ Elige tu propio destino
Entonces Jesús responde con tres órdenes irresistibles para el hombre postrado:
• Levántate: en griego se usa esta palabra (egeiró) para indicar la resurrección de Jesús. Le devuelve su dignidad, ya no estará postrado, podrá andar y seguir su propio camino. Jesús le devuelve la posibilidad de elegir.
• Carga con tu camilla: Jesús hace al hombre dueño del elemento que lo dominaba. Ahora él llevará a la camilla, ya no será llevado por ella.
• Camina: Jesús lo habilita para elegir su camino, para seguir adelante. Lo que antes le estaba negado.
El hombre obedece y cumple cada una de las indicaciones del Señor. Jesús ofrece verdadera salud y libertad a todo el pueblo, que antes ponía su esperanza en vanas esperanzas.
✔ La ceguera de la Ley
Cuando los judíos encuentran al hombre cargando su camilla le piden explicaciones porque ese día era sábado. El hombre respondió: «El que me curó me dijo: Toma tu camilla y camina». Ellos le remarcan la Ley: está prohibido cargar cosas en sábado. Están ciegos, pues han puesto su foco en que tomó su camilla y caminó violando el descanso del sábado y han pasado por alto la feliz noticia que les dijo: “El que me curó”, no se interesaron en saber que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años y que milagrosamente fue curado por alguien. Solo enfatizaron la Ley.
2. Meditación – ¿Qué me/nos dice el texto?
Me tomo unos momentos para meditar esta Palabra que me ha sido dada. Mediante estas preguntas intentaremos rumiar aún más el texto bíblico:
• ¿Cuáles son hoy los enfermos excluidos por nuestra sociedad, los cuales ni siquiera se atreven a entrar en nuestras fiestas eclesiales?
• ¿Cómo es mi actitud ante estos excluidos? ¿Voy a su encuentro?
• Quizás yo no estoy enfermo físicamente, pero ¿siento que vivo en estado de postración, de desesperanza, que no puedo decidir por mí mismo mi camino?
• ¿A quién recurro cuando estoy en esta situación?
• ¿Cuáles son las áreas de mi vida que necesitan “levantarse, tomar su camilla y echar a andar”? ¿Escucho esta orden de mi Señor?
• Así como los judíos anteponían la Ley al hombre ¿Puedo meditar si en mi accionar hay actitudes similares a esta? ¿Es más importante un precepto para mí que la vida de un hermano?
• El Papa Francisco dijo: “La Iglesia no es una aduana, quiere las puertas abiertas porque el corazón de Dios no está solo abierto, sino traspasado, por el amor que se hizo dolor. No podemos ser cristianos que alcen el estandarte de ‘prohibido el paso’” ¿Yo cierro el paso a otros a la salvación con actitudes estrictas?
Trata de agregar tus propias meditaciones a esta oración comunitaria.
3. Oración – ¿Qué le decimos al Señor?
Señor danos un corazón misericordioso como el tuyo, que busca siempre el bien para el ser humano. Danos tu capacidad de discernir siempre lo correcto. Permítenos abrir las puertas de nuestras comunidades y de nuestros corazones a aquellos que nos necesiten verdaderamente. Tal como Tú lo hiciste con el hombre inválido, tal como lo haces conmigo.
Por favor comparte tu oración con todos los Cristonautas.
4. Contemplación
Te propongo que repitamos durante este día la siguiente frase:
“¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?” (Mc 3;4)
5. Acción – Cómo llevo a la vida esta Palabra
Como sugerencia te comparto una posible acción para este texto: Acompañar a algún enfermo en un hospital, simplemente para estar a su lado.