Lectio Divina por Martha Paola Cebreros Campoy de México
¡Bonito y bendecido día Cristonautas!
Comparto con ustedes la reflexión del Evangelio de hoy a través de la:
✨ LECTIO DIVINA ✨
«Dichosos quienes ponen en práctica la palabra de Dios.»
¡Ven, Espíritu Santo, Consolador, hazte luz para quienes todo lo ven oscuro; amor, para quienes se creen o están solos; fuerza, para quienes perciben la debilidad física y también en su espíritu. Tú eres el mejor Abogado, defiéndenos de nosotros mismos, de nuestras melancolías y desesperanzas.
TEXTO BÍBLICO: San Juan 5,17-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo». Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
Jesús tomó la palabra y les dijo: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.
En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.
Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.
Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».
1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?
En este Evangelio, vemos como Dios nos hace darnos cuenta de que su obra, que somos nosotros, aún no está lista y que el sigue obrando a través de su gracia para salvarnos. Él no descansa. También, Juan, el evangelista, nos narra el momento en que Jesús nos revela algunos de los misterios de la relación de Jesús con su Padre. Nos deja más que claro que son uno solo, pues no puede hacer nada el Hijo si no es la voluntad del que lo ha enviado.
2.- MEDITACIÓN: ¿Qué nos dice Dios en el texto?
Una vez más, en este tiempo de cuaresma, se nos da la oportunidad de encontrarnos nuevamente con Cristo con esa misericordia que solo Él posee.
El Evangelio siempre nos describe a un Jesús activo: curaba enfermos, predicaba la palabra, luchaba contra los demonios, enfrentaba acusaciones. Trabajaba todos los días y no dejaba días específicos para descansar y los judíos no veían bien estas acciones que Él realizaba, especialmente si lo hacía en sábado, pero Él siempre se mantuvo fiel a la voluntad de su Padre.
Jesús, en esta lectura, nos recuerda que tenemos que renunciar a nosotros mismos para seguir la voluntad de nuestro Padre creador. Aunque suene fácil, sabemos que la renuncia siempre implica sacrificios, pero precisamente esos sacrificios son el proceso más bello que nos da Dios para nuestra santificación. No quiere decir que signifique algo malo, ya que a veces perdemos la motivación porque quizá nos lleve a perder amistades o cambiar hábitos que nos resultan muy placenteros, pero sabemos que el plan original que Dios tiene para nosotros es perfecto y nos conducirá a la felicidad eterna. Nos recalca que el Hijo no busca otra cosa más que seguir la voluntad del Padre y es justamente eso lo que nosotros como hijos de ese Padre amoroso deberíamos de hacer gustosos. Renunciar a todas esas cosas que nos alejan de su plan, hacer un cambio radical en nuestro actuar, en nuestra forma de pensar, en nuestra forma de hablar con los demás y de los demás. Nosotros, como dice el Papa Francisco, no debemos hacer juicio de las personas, sino de las acciones que ellas realizan, para discernir entre lo bueno y lo malo, para guiar, para enseñar, para corregir fraternalmente, tal como nos enseña el Padre.
El único juez es Cristo, pues vemos en la lectura como el Padre le confía el juicio al Hijo. Nos habla de un juez amoroso, misericordioso y justo que vendrá pronto para conducirnos a nuestro destino final: la condenación o la vida eterna.
Estamos llamados a la vida haciendo el bien, trabajando y amando como verdaderos hijos de Dios. Ser discípulos verdaderos de Jesús con las necesidades reales que vivimos día a día.
Y nosotros, ¿qué acciones tomamos para imitar a la persona de Cristo?, ¿qué necesitamos cambiar para seguir la voluntad del Padre?, ¿cómo llevamos nuestra vida? ¿Anunciamos la palabra de Dios?, ¿somos fieles discípulos de Jesús?, ¿Trabajamos día con día, tal como lo hace el Padre?
3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?
Señor, esta mañana, primeramente te alabamos y te bendecimos infinitamente por los dones y gracias que, sin merecerlas, nos has dado, te pedimos de todo corazón, que nos des esa fuerza necesaria para seguirte en todo momento, para buscarte en cada acción que realicemos, para trabajar y engrandecer tu Reino día con día. Danos la sabiduría necesaria para renunciar a todas esas cosas que nos alejan de ti y de tu voluntad y guíanos siempre para saber discernir entre el bien y el mal. Haznos dignos hijos tuyos, dignos de ser llamados cristianos.
También te pedimos Señor que nos des el don de anunciar tu palabra, la buena noticia que tienes para todos nosotros, que nos hagas trabajar tal como tu Hijo lo hizo. Permítenos, Señor, ser testimonio vivo de ti para así ir contentos con nuestros hermanos y hablarles de las maravillas que nos has revelado.
Tú eres el único que puede hacer posible aquello que por nosotros mismos resultaría imposible. Dejaremos que actúes con tu gracia en nosotros para que nuestro corazón sea purificado y, dócil a tu acción, llegue a ser cada día más un corazón a imagen y semejanza del tuyo.
Padre, ayúdanos a hacer silencio y a escuchar tu voz. Danos luz para reconocer tu presencia en la realidad. Despójanos de lo que nos mantiene atados al mundo para inicicar de nuevo más humildes desde tu verdad.
Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor y podemos añadir nuestras intenciones de oración.
4.- CONTEMPLACIÓN:
¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?
Hagamos ahora un análisis profundo de cómo estamos llevando nuestro cristianismo actualmente. Nos ponemos en tus manos porque queremos revisar nuestra vida, cambiar lo necesario, afianzar lo que anda bien y dejarnos sorprender por tu amor.
Imaginemos el poder estar junto a Él y observemos cómo es que actúa en nosotros y decidamos imitarle.
5.- ACCIÓN:
¿A qué nos comprometemos con Dios? ♀
El día de hoy me comprometo firmemente a analizar mis acciones y decidir qué es lo que debo cambiar para hacer lo que hace el Padre y cumplir así con su voluntad.
Dios les bendiga